Reflexiones del director
La “exclusividad” sustraída
La exclusividad de las noticias, que alguna vez fue el estandarte de calidad y prestigio de un medio, enfrenta un serio desafío en esta era de las redes sociales y los sitios web.
Los periodistas de hoy y del futuro tenemos que aceptar que la velocidad y la viralidad han reducido los tiempos de exposición exclusiva de una noticia.
Sin embargo, esto no significa que debamos abandonar este principio.
Al contrario, hay que buscar nuevas formas de agregar valor al contenido.
Es vital que asuman que reproducir contenidos de otros medios sin citarlos, o presentarlos como propios, no solo es poco ético, sino también ilegal.
Alguien que toma el trabajo de otro sin permiso y sin atribuirlo no es un periodista, sino un infractor.
Los periodistas auténticos tienen la responsabilidad de fomentar una cultura de respeto a la propiedad intelectual en su entorno profesional.
Cuando un medio se apropia de contenido ajeno sin reconocer su origen, erosiona la confianza del público en el periodismo.
Este tipo de prácticas fomenta la superficialidad y pone en riesgo el ecosistema informativo al desincentivar el trabajo de investigación.
La reproducción indiscriminada de contenido no solo pone en peligro la exclusividad, sino que también amplifica la posibilidad de diseminar noticias falsas o incorrectas.
Esto ocurre cuando un medio toma información de otro sin verificarla. Por eso hoy es imprescindible asumir la verificación de los contenidos como una norma, no una opción.
Lo recomendable, frente a esta desenfrenada sustracción de las noticias, es incluir marcas digitales en los contenidos para rastrear su uso en otras plataformas.
En paralelo, también se pueden gestionar acuerdos con otros medios para compartir contenido de manera ética.
Otra opción más firme sería perseguir activamente los casos de apropiación indebida de sus contenidos y educar a sus equipos legales sobre cómo proteger sus derechos.
La exclusividad no debe ser entendida solo como “la primera en llegar”, sino como la capacidad de contar una historia con profundidad, contexto y rigor, cualidades que no pueden ser fácilmente copiadas.
Esto se logra agregando elementos diferenciadores, como análisis profundos, infografías, y narrativas originales que sigan destacándose aun después de ser replicados.
La reputación de un medio y de un periodista está directamente vinculada a su integridad y su capacidad de ofrecer contenido confiable.
Aunque otros puedan reproducir su trabajo, su nombre y el prestigio del medio donde trabajen serán siempre los sellos distintivos que les abrirán puertas en esta profesión.