El gobierno tiene la palabra
La propuesta de limitar la venta de bebidas alcohólicas hasta las 12:00 de la noche y regular su consumo en espacios públicos, ha recibido amplio respaldo en la sociedad.
Ese apoyo refleja la imperiosa necesidad de establecer normas estrictas para lograr un mejor control y regulación de estas prácticas.
Desde comerciantes organizados, productores de ron, gremios médicos y asociaciones como Asonahores, hasta expertos en salud pública, todos coinciden en que es imperativo retomar el orden de las cosas.
En otros países, estas medidas han demostrado ser efectivas, y en el nuestro ya existe un marco legal que solo requiere ser aplicado con firmeza.
La ley es clara, pero falta voluntad política para hacerla cumplir.
El llamado es urgente: limitar horarios no es una restricción de libertades, sino un acto de responsabilidad social.
Ahora, con el consenso sobre la mesa, lo que falta es que el gobierno actúe con decisión para proteger la convivencia y la seguridad ciudadana.
Tal como lo han hecho otros países, podemos lograr reducir significativamente accidentes de tránsito, riñas y delitos violentos asociados al consumo desmedido de alcohol en altas horas de la noche.
Aquí, los efectos de esta realidad son devastadores: familias fracturadas por tragedias viales, emergencias saturadas por heridos en riñas y menores intoxicados durante festividades.
Accidentes de tránsito y traumas relacionados con el consumo de alcohol son problemas que llenan nuestras salas de emergencia.
A este estado de cosas hay que ponerle fin ya.