Los carriles de la muerte
El primer fin de semana de septiembre ha dejado una estela de tragedias en las carreteras y vías urbanas del país.
Con 134 accidentes de tránsito, 22 muertos y 218 personas lesionadas, este alarmante panorama no es un hecho aislado, sino parte de una constante crisis vial que lleva demasiado tiempo arrasando con vidas.
Pocos meses atrás, durante la Semana Santa, sufrimos igual ciclo de percances con 212 accidentes, 24 muertes y 164 motocicletas involucradas.
Luce que estamos condenados a ver cómo se agravan estas cifras, especialmente con la llegada de la época navideña, cuando el tráfico aumenta exponencialmente.
El accidente ocurrido en la comunidad de Bastidas, en Azua, con seis muertos y más de 40 heridos, es uno de los ejemplos más desgarradores de la negligencia que impera en nuestras carreteras.
No podemos seguir permitiendo que el descuido, la imprudencia y la falta de medidas efectivas se traduzcan en tragedias tan repetidas y evitables.
¿Cuántas vidas más deben perderse para que las autoridades reaccionen con la energía y seriedad que esta situación exige?
La gravedad de estos hechos es aún más evidente cuando observamos que las motocicletas encabezan la lista de los vehículos involucrados.
De los últimos 134 accidentes, 101 fueron protagonizados por motocicletas, dejando 13 fallecidos y 114 lesionados.
La irresponsabilidad en la conducción de estos vehículos, sumada a la falta de control y educación vial, ha convertido nuestras calles en una trampa mortal, especialmente para los más jóvenes.
Las motocicletas, utilizadas con frecuencia sin las medidas de seguridad mínimas, son protagonistas en este drama que afecta no solo a quienes las conducen, sino también a peatones y otros conductores.
Las soluciones no pueden esperar: se necesita una revisión profunda de las políticas de tránsito y, más que nada, un control estricto del uso de motocicletas, obligando a sus conductores al cumplimiento de las normas.
Cada vida perdida en las carreteras es una tragedia que debe pesar en la conciencia de todos.
