¡Recuperemos la cordura!
En estos tiempos convulsos, como planteamos en el editorial de ayer, nuestra sociedad parece haber perdido el rumbo.
Aquí estamos viviendo en un constante estado de crispación, donde cualquier desacuerdo puede convertirse en un conflicto violento.
Las calles se han convertido en campos de batalla, donde los insultos y las peleas entre conductores y agentes del tránsito son el pan de cada día.
Es preocupante ver cómo, cada vez más, las discrepancias terminan en agresiones graves o incluso en muertes.
Esta realidad nos obliga a reflexionar sobre lo que nos está sucediendo.
¿Cómo llegamos a este punto? ¿Por qué hemos perdido la capacidad de resolver nuestros problemas de manera civilizada?
Es vital que recuperemos nuestra humanidad y cordura, que aprendamos a dirimir los conflictos con respeto y diálogo, en lugar de recurrir a la violencia.
La cultura tiene un impacto profundo en cómo pensamos y actuamos, y es preocupante ver cómo los mensajes insultantes y degradantes de unos presuntos comunicadores o “influencers” radiales están moldeando una generación que normaliza la violencia y la falta de respeto.
Recuperar la humanidad y la cordura también significa reconstruir el tejido social.
Debemos ser más solidarios, apoyar a quienes están en situación de vulnerabilidad y trabajar juntos para crear comunidades más fuertes y cohesionadas.
La violencia y la agresión no pueden ser nuestras únicas respuestas; debemos encontrar formas de convivencia pacífica y armoniosa, antes de que caigamos definitivamente en el precipicio.