¿Pandilleros haitianos?
La participación de haitianos armados en actividades delictivas, como asaltos y atracos, ha comenzado a generar gran preocupación sobre sus impactos en la seguridad nacional.
Recientemente, se ha reportado que 11 haitianos armados con fusiles modernos participaron en un asalto a una sucursal del Banco de Reservas en Santiago.
Esto ha despertado temores de que las bandas armadas que operan en Haití estén extendiendo sus actividades delictivas a territorio dominicano.
Esta situación se agrava en el contexto de una inminente intervención de una tropa multinacional en Haití, lo cual podría desestabilizar aún más la región y provocar un aumento de la violencia transfronteriza.
Si bien la tropa multinacional busca estabilizar la situación, por igual puede provocar desplazamientos de pandilleros hacia países vecinos, incluyendo República Dominicana.
La participación de pandilleros haitianos en actividades delictivas en República Dominicana no solo representa un riesgo para la seguridad de los ciudadanos, sino que también puede afectar la estabilidad económica y social del país.
El asalto en Santiago es un ejemplo claro de cómo estos individuos están organizados y armados, lo que aumenta el nivel de peligrosidad.
La inteligencia compartida con la policía haitiana y la cooperación en operaciones conjuntas pueden ser vitales para prevenir la entrada de pandilleros a territorio dominicano.
Tratándose de individuos que apelan a actos terroristas, como los atracos y secuestros, y que están bien armados, se impone declararlos objetivos militares.
Y, en consecuencia, actuar contra ellos en función del peligro que representan, antes de que, como ha ocurrido en Haití, logren imponer su control sobre zonas territoriales dominicanas.
Aparte de reforzar la frontera para evitar que pandilleros o prófugos de la justicia logren entrar y refugiarse en el país, urge reforzar el seguimiento de los haitianos, ampliando las redes nacionales de inteligencia.
Es hora de considerar una prioridad de seguridad nacional rastrear y monitorear a individuos sospechosos de pertenecer a bandas criminales haitianas.
Esto conlleva realizar operaciones encubiertas para infiltrar y desmantelar células delictivas antes de que puedan llevar a cabo acciones terroristas en el país, como el asalto a la sucursal bancaria de Santiago.
La situación de seguridad en la frontera entre Haití y República Dominicana es crítica. Y de ahora en adelante lo será más.