Con el mismo criterio con el que se prohíbe la circulación de vehículos pesados en los pocos días del asueto de Semana Santa, la restricción debería alcanzar también a cierta categoría de motoristas.

En esos días, como lo manda el asueto, disminuyen al máximo las actividades comerciales, laborales y festivas, máxime cuando rige en paralelo una prohibición a la venta de bebidas alcohólicas.

Estas medidas se toman con un carácter preventivo, más que nada, para minimizar las posibilidades de un desenfrenado consumo de alcohol, así como una innecesaria cantidad de vehículos en las carreteras.