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reflexiones del director

Junto a la “Cuarta espada del Comunismo”...y no lo sabía

La vida de la Redacción del Listín, en los convulsos tiempos de los setenta, era trepidante.

Estaba hojeando un álbum de fotos cuando me encontré con una que me sorprendió.

En ella aparecíamos un grupo de sindicalistas latinoamericanos invitados al vigésimo congreso del Consejo Central de los Sindicatos Soviéticos, en Moscú, en 1972, posando para una foto oficial en los jardines del Kremlin.

Entre ellos estaba Abimael Guzmán, quien posteriormente se convertiría en el líder de Sendero Luminoso en Perú.

Yo, con apenas cuatro años de ejercicio profesional como periodista, había asistido al congreso como representante del sindicato de trabajadores del Listín Diario, afiliado a la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC).

No solo fuimos a Moscú los representantes de sindicatos alineados con la URSS, sino los de tendencia demócrata-cristiana escogidos por la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT), que lidereaba Emilio Máspero.

Mientras los delegados latinoamericanos, comunistas o demócrata-cristianos, participábamos en las actividades del Consejo Central, no tenía ni idea de quién era Guzmán en ese momento.

Pero me llamó la atención su aspecto. Era un hombre alto y algo robusto, con un rostro anguloso y una mirada intensa. Vestía, como casi todos, un traje negro, camisa blanca y una corbata negra, y parecía muy serio.

Años después de retornar al país desde Moscú, al levantarse un impedimento de entrada de más de dos meses que me impuso el gobierno, me puse a leer los perfiles de mis compañeros de congreso.

Supe de algunos que ya habían muerto o se habían retirado de las lides sindicales.

Leí sobre Guzmán y descubrí que era un filósofo y profesor peruano que había estado influenciado por el pensamiento maoísta.

Había fundado Sendero Luminoso en 1969, grupo que estuvo llevando a cabo una guerra de guerrillas en Perú desde 1980. Guzmán había sido capturado en 1992 y condenado a cadena perpetua. Murió en prisión en 2021.

Me sorprendió saber que Guzmán y yo habíamos estado en los mismos escenarios en Moscú en 1972, compartiendo con representantes de sindicatos de todo el mundo.

Guzmán era un desconocido para nosotros en ese momento, pero luego descubriría, leyendo su biografía, sus grandes ambiciones.

Estaba decidido a llevar la revolución a Perú, y no se detendría ante nada para conseguirlo.

Sus partidarios lo llegaron a bautizar, y casi glorificar, como “La cuarta espada del comunismo”, me imagino que detrás de Marx, Lenin y Mao.

Las ideas de Guzmán sobre la revolución eran muy radicales.

Creía que la única manera de lograr la justicia social era a través de la violencia.

Sendero Luminoso llevó a cabo una campaña de terror que causó la muerte de miles de personas.

Su nombre de guerra era “Presidente Gonzalo”. Y, en el ámbito mundial, se le conocía como “camarada Juan”. Fundó el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso.

Era un hombre brillante y carismático, pero también cruel y despiadado. Su legado es de violencia y muerte.

Espero que su historia sirva como una advertencia de los peligros que entraña, en cualquier lugar del mundo, llevar las luchas redentoras por las vías del extremismo y la violencia.

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