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Editorial

Cambios que están a la vista

Hace un tiempo el Ministerio de Salud Pública difundió un estudio que arrojó hallazgos sorprendentes sobre la salubridad en el país.

Entre esos hallazgos hay elementos muy preocupantes que merecen atención colectiva, familiar y particular.

El 70 por ciento de las personas están en sobrepeso o son obesas.

Esa sola condición predispone a las personas a convertirse en hipertensos, diabéticos o ambos padecimientos a la vez.

Lo anterior explica por qué, en estos momentos, el 32 por ciento de los dominicanos sufre de alta presión y está en riesgo de avanzar a daños cardiovasculares.

El 12 por ciento de la población es diabético, y el riesgo es mayor para su sistema renal, problemas de cicatrización y dificultad de acceso a medicamentos de alto costo.

El mismo estudio determinó que solo el 7 por ciento de los dominicanos lleva un estilo de vida que incluye caminar o ejercitarse regularmente

El restante 93 por ciento vive en el sedentarismo moderno.

Cuando cualquier estudioso de la sociedad dominicana arrima estos datos al estado de la educación, al desparpajo juvenil, al desprecio por la vida y al irrespeto a las normas de convivencia, no tendrá más remedio que admitir que no vamos bien.

El rumbo es incierto y lo será en grado sumo mientras persista la mentalidad –de arriba hacia abajo- de que el barco dominicano va viento en popa y con la estrella polar brillante en cielo despejado.

Si los dominicanos no cambiamos, individual y colectivamente, tarde o temprano seremos una sociedad de enfermos, gordos e inadaptados.

También de ciudadanos ansiosos y carentes de formación adecuada en la academia para vivir el mundo moderno que tenemos encima.

Pero cada día constatamos que con ojos virtuosos y oídos muy sensibles al ruido, los magnates no quieren ver, ni escuchar.

Una sola advertencia: cerrar oídos y ojos a la realidad, cambia la percepción e induce al autoengaño, pero lo que esta incorrecto sigue y seguirá siendo.

Y el descuido obra para peor.