editorial
Los “mufflers escopeteros”
Pocos sectores residenciales del polígono central de la capital se salvan de la nueva plaga de los “mufflers escopeteros”.
Automovilistas apasionados con las altas velocidades les han quitado a sus autos los silenciadores que vienen instalados en los tubos de escape de los gases en combustión, de modo que al acelerar magnifican el ruido de los motores.
Cuando esto ocurre, se asemeja a un tiroteo callejero, causando justificado desconcierto a los ciudadanos y provocándoles un innecesario y dañino efecto a su tranquilidad y al derecho al sueño.
Para los jóvenes automovilistas que gozan con apretar los aceleradores en la avenida 27 de Febrero, en las entradas y salidas del túnel, o en la avenida Pedro Henríquez Ureña, desde la Lincoln hasta la Tiradentes, es toda una diversión.
Aparte de la contaminación sónica, estos vehículos dejan escapar gases o humo negro que por igual afectan el ambiente.
Por lo regular, las horas predilectas son pasadas las 10:00 de la noche.
De madrugada prosigue el infernal concierto, ya que en esos horarios no hay patrullas ni autoridad ni sistemas de sensores para impedirlo.
Porque aparte de producir los temibles “escopeteos”, el paso veloz y ruidoso de estos vehículos hace disparar las alarmas de los autos que están estacionados en esas vías.
Este es un problema que está perturbando, sin razón justificada, la tranquilidad ciudadana.
Y lo penoso es que los ciudadanos no tienen a quién denunciar estos abusos.
Sería interesante saber a cuál institución oficial le correspondería hacerlo.
Pueden escribir al Listín para que podamos también enterarnos.