editorial
Los agujeros fronterizos
Por más tropas y equipos de vigilancia instalados en la zona fronteriza, sigue imparable la entrada furtiva de ilegales haitianos al país.
Y por más sistemáticas e intensas que sean las redadas de Migración para repatriarlos, opera a la inversa un sistema secreto de minibuses y vehículos ligeros fletados que malogra el esfuerzo oficial.
Todo esto tiene el efecto del “boomerang”, lo que sale vuelve a entrar, lo que indica que hay una parte del esquema de seguridad migratoria que no está cumpliendo su papel.
Semana tras semana se reporta la detención de vehículos privados con grupos de inmigrantes ilegales apiñados en ellos, manejados por choferes dominicanos.
De enero a junio se han producido detenciones de 198 pasajeros ilegales.
A menudo, los choferes se les “escapan” a las autoridades, con los bolsillos llenos de lo que perciben por cada viaje.
Hace pocos días fue grabado en video un militar fronterizo recibiendo una “coima” para hacerse de la vista gorda y permitir el trasiego de los pasajeros de un autobús.
No se tiene idea de cuantos haitianos traficados subrepticiamente logran eludir el control migratorio.
Pero las que sí parecen estar a salvo de esas restricciones son las parturientas que logran llegar a las maternidades a parir de gratis.
Solamente en los primeros cinco meses de este año se produjeron los partos de 15 mil haitianas, sin que haya constancia de que estaban provistas de pasaportes y visas para poder ingresar al país.
Mientras la frontera tenga abiertos tantos boquetes, hablar de controlar o contener la inmigración ilegal (y sin dudas, de todo tipo de contrabandos) seguirá siendo un chiste de mal gusto.