Editorial

La meta del bilingüismo

A casi 20 años de haberse iniciado el programa de enseñanza del inglés de inmersión, afloran los indicios de un lento pero progresivo declive.

En el formato original, con el que comenzó en 2005, las clases se impartían durante cuatro horas diarias por un periodo de nueve meses.

Y ahora, en muchos casos, la docencia se limita a seis horas por semana, con la agravante de que parece existir un déficit en la plantilla de profesores.

Por culpa de este déficit, el sistema estaría presentando fallas de cumplimiento de horarios, falta o escasez de libros e insumos para el aprendizaje y reajustes de emergencia que alteran el calendario docente.

Junto con esa pérdida cuantitativa, también hay quejas sobre la calidad docente de personal que ha sido nombrado en los últimos tiempos.

Ahora que el Presidente, con aguda visión de futuro, ha lanzado el reto de convertir al país en una nación bilingüe, es imperativo restaurar la zapata del programa de inglés de inmersión.

Este programa ha logrado formar, hasta mayo de 2022, según la información oficial del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, a 175,000 estudiantes.

Esta cifra es una elocuente prueba de que el programa ha sido una valiosa fragua para la capacitación de jóvenes a los que el dominio del idioma inglés les ha abierto las oportunidades de trabajo, de bienestar y de superación profesional.

El presidente Abinader tiene la gran oportunidad de rescatar, vigorizar y ampliar este programa que, lamentablemente, parece mutar de la inmersión a la sumersión.

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Sin él y sin un sistemático programa de enseñanza del inglés desde el nivel básico de la educación, la aspiración o meta del bilingüismo podría convertirse en otra utopía más.