editorial

¡Fuete a las pandillas!

El pandillerismo está resurgiendo en nuestros barrios, dejando una inquietante secuela de asaltos y muertes cada semana.

Los grupos delictivos se pelean entre sí para asegurarse zonas donde pueda florecer el micro tráfico, su principal fuente de sustentación.

Aparte de mostrar sus garras criminales, los pandilleros modernos emplean otras formas de seducción para reclutar adeptos.

La Dirección Antipandillas de la Policía ha dicho que estos grupos recurren a la promoción de los géneros musicales de bailes y letras “urbanas”, muchos de cuyos ídolos han sido asociados al bajo mundo, para vender una apariencia inofensiva.

Ya han sido detectados en los entornos de las escuelas públicas, donde suelen comerciar drogas o sustancias adictivas dañinas a la salud mental.

Este fenómeno se ha comprobado en el distrito educativo 15-02 del sector Capotillo, en la capital, según testimonio del director y algunos maestros.

Un equipo especial de la Policía ha intervenido el sector La Puya, donde las bandas criminales han perpetrado asesinatos, asaltos y otros desmanes.

La Policía ha identificado, por sus nombres, las pandillas más célebres y ha desatado la persecución de sus principales cabecillas, tanto en la capital como en Santiago.

Con el resurgir del pandillerismo, la inseguridad arropa nuestros barrios impidiendo la vida normal de los buenos ciudadanos.

Frente a estas amenazas, no queda más alternativa que enfrentarlas con dureza y determinación, como lo están haciendo algunos gobiernos centroamericanos que ya han declarado estados de emergencia para sofocar esta plaga de la criminalidad.