¡Hay que salvar nuestras escuelas!

El profundo clima de violencia que predomina en las escuelas públicas es, sencillamente, desconcertante.

Un revelador informe del Ministerio de Educación precisa que, en los ocho meses que lleva el año escolar, se han registrado 20,120 disputas violentas entre estudiantes.

Esto significa que cada mes ocurrieron 2,515 hechos violentos, a un ritmo de 84 por día.

Peor aún, hubo también 1,724 reyertas violentas entre profesores y alumnos, equivalente a un promedio de 215 peleas por mes.

Lastima el alma saber que el presupuesto más voluminoso del gobierno va a Educación y lejos de traducirse en un incentivo para la formación académica y moral, la escuela pública cae al nivel de una jaula de lobos.

Cuando el maestro no es digno de respeto y admiración, sepultamos las condiciones para educar y formar ciudadanos correctos.

Le damos así un golpe mortal a uno de los pilares esenciales del desarrollo humano y cultural del país.

Ahora que el conocimiento adquiere un valor incomparable con épocas anteriores, es inadmisible que profesores y alumnos derrochen tiempo y recursos bajo esta atmósfera de indisciplina y desorden.

Este país tiene que recuperar su escuela, elevar la calidad docente y estimular el buen comportamiento, el respeto, la no violencia y el amor por el estudio.

Resulta imposible aceptar que la escuela siga cayendo en el deterioro que lleva hoy porque sin jóvenes bien educados, con capacidad para aprovechar los adelantos tecnológicos, no tenemos porvenir.