JCE: un pacto indispensable
De tanto tiempo vivir con mascarillas protectoras y la amenaza latente del Covid, los ciudadanos se han liberado de ellas y de las reglas de prevención que formaban parte de su blindaje sanitario.
Ese efecto de saturación ya se está sintiendo, tempranamente, frente al extemporáneo arranque de la campaña electoral, fuera de su calendario legal.
A consecuencia de esa campaña para posicionar candidatos presidenciales de cara a las elecciones de 2024, la sociedad está siendo distraída de sus problemas más vidriosos.
Lo que convendría es que, en el año y medio que dista para los comicios, la sociedad pueda tener tiempo para articular respuestas frente al estado de inseguridad y las amenazas que se ciernen sobre la salud colectiva.
Quienes mejor pueden contribuir a la búsqueda de soluciones o a los compromisos para afrontar esos problemas, son los partidos políticos.
Pero estos prefieren correr a alta velocidad en una carrera de largo alcance, gastando dinero en propaganda y movilización de simpatizantes, sin medir el eventual efecto de una saturación antes de tiempo, como ha pasado con las mascarillas anticovid.
El país necesita ese respiro y esa concertación de voluntades para ocuparnos de otros asuntos apremiantes y críticos, y de ahí la importancia del pacto-compromiso cívico y democrático auspiciado por la Junta Central Electoral.
Ese pacto está destinado a abrir un compás de espera hasta el momento en que, por virtud de la ley electoral, se declare oficialmente el inicio de la campaña comicial formal.