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Un paso correcto

Cuando un agricultor se endeuda para poder sembrar, cuidar y asegurar una buena cosecha, está incurriendo en una apuesta de supervivencia bastante cargada de riesgos.

Si se malogra su proyecto de siembra por culpa de una plaga, una improductiva semilla, una sequía o una devastación natural, o si los precios de su producto no compensan la inversión, el esfuerzo fue vano.

En esa apuesta, el pago de las cuotas de los préstamos con intereses a menudo onerosos representa otra parte fundamental de su sacrificio.

En pocas líneas, este es el reto que afrontan hoy miles de agricultores dominicanos, venciendo adversidades climáticas o vaivenes de mercado que ponen en la cuerda floja los proyectos de sustentación de vida de toda su familia.

Solo comprendiendo la magnitud de estos desafíos es que se puede valorar la importante y oportuna decisión que tomó el gobierno para asumir, vía Banco Agrícola, las deudas acumuladas por los agricultores del valle de San Juan.

Mediante este paso correcto, el Bagrícola reprogramará los pagos pendientes a un plazo de diez años y sin tasas de recargo.

Con esta facilidad, los agricultores pueden recuperar la fluidez de recursos para asegurar sus siembras y aportar así su decisiva contribución a la seguridad alimentaria del país.

Ojalá que el gobierno pudiera extender este esquema a los agricultores de otras zonas que siembran los rubros de primera necesidad, como arroz, habichuelas, plátanos, papas, frutas y vegetales.

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