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En el camino correcto

Con las incertidumbres que asoman en el horizonte mundial, la seguridad alimentaria es el gran desafío que enfrentan las naciones para resistir los esperados declives en la producción agropecuaria a consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Las expectativas de una hambruna tienen fundamento, porque se ha fracturado la cadena de suministros de materias primas para la alimentación, trayendo consigo los inmediatos efectos de su escasez y encarecimiento, dos factores eminentemente desestabilizadores de cualquier economía frágil.

El gobierno del presidente Luis Abinader está en el camino correcto cuando dispone un programa masivo de siembras, apoyado en subsidios a los fertilizantes para controlar las alzas en los costos de producción, préstamos a tasas leves para fomentar la ganadería, creación de huertos caseros y asistencia con equipos para los agricultores.

Debió incluirse, en esa estrategia, un programa masivo de producción piscícola en los lagos de las represas, en estanques rurales y en granjas marinas, en las que se pueden obtener distintas variedades, entre ellas mariscos.

Con una buena superficie de tierra fertilizada, con copiosos recursos para asegurar las siembras y la comercialización de las cosechas a precios asequibles, el país puede prepararse mejor para el impacto de la crisis alimentaria mundial.

Producir comida es la prioridad en un escenario de amenazas como el que se vislumbra si la guerra, como parece ser, sigue indetenible.

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