CONSULTORÍO DE COMUNICACIÓN

Deshumanización, desinformación y descontrol

La tragedia del Jet Set no sólo alcanzó ribetes históricos por su magnitud y consecuencias fatales en vidas humanas, sino que tuvimos en un periodo relativamente corto la mayor cantidad de datos infundados, rumores y opiniones en redes sociales igual o más alarmante que el mismo susodicho hecho.

El colapso humano no dejó dolor, sino que expuso tres males que nos siguen costando vidas y dignidad: la deshumanización de aquellos que sin ningún rubor buscaban sentirse “protagonistas”, publicando informaciones y cifras sin validar, incluso imágenes crudas de fallecidos, infligiendo la Ley 192-19 sobre protección de la imagen, el honor y la intimidad familiar de personas fallecidas o accidentadas.

Igualmente la “desinformación” distorsionando la verdad, en muchos casos de manera alegre para ganar “views y likes”, como por ejemplo, vimos publicaciones “insólitas” de todo tipo en las reds sociales como en TikTok, desde personas subidas en el techo de una casa, simulando que así estaba el Jet Set, especulaciones de que la cantidad de muertos superaba la que ofrecieron las autoridades, falsos héroes, entre otras teorías conspirativas, todo esto obedece a fenómenos que han sido estudiados científicamente en el ámbito de la psicología, que a continuación vamos a explicar.

En primer lugar, hay que establecer que las redes sociales están diseñadas para generar adicción, a través de la “dopamina” es el secreto adictivo, eso lo tienen muy claro sus dueños, por eso hoy son las empresas que más ingresos generan en el mundo, ¿por qué?, porque funcionan a través del sistema de recompensa (likes, shares, viralidad). los likes disparan la dopamina en el cerebro de los usuarios: se trata del neurotransmisor del placer, el reconocimiento y las emociones (queridos, odiados, seguidos, aplaudidos, etc.).

Está lo que es “sesgo de conformidad”, es cuando las personas adoptan una idea, comportamiento o creencia solo porque ven que muchos otros lo están haciendo, sin cuestionarlo ni verificarlo. Por ejemplo, cuando ven que una información alarmante (aunque sea falsa) ha sido compartida, es probable que también la compartan sin confirmar, para no “quedarse fuera”.

También el que se conoce como “efecto manada”, ese comportamiento de seguir las acciones de un grupo o persona aún si sabe o sospecha que pueden estar mal o sin sentido, por miedo a ser diferente o “quedar excluido”. Por ejemplo, muchos comparten noticias virales sin revisar fuentes o validar datos solo porque “todo el mundo está hablando de eso”.

En ese sentido, se genera un ambiente de total descontrol porque si no hay consecuencias a la vista, da pie a que usuarios en muchos casos, escudados en una falsa identidad se dedican a difundir mentiras y hacer daño sin ningún castigo. Ya en varios países, incluyendo la Unión Europea tienen desde hace varios años la “Ley de Servicios Digitales (DSA)” para regular el contenido en línea, y la desinformación, con el objetivo de crear un entorno digital más seguro. El tema sigue generado intensos debates en todo el mundo.

Sin embargo, urge empezar a tomar acción para establecer mecanismos eficaces y contar con algún tipo de marco legal en República Dominicana con un inteligente equilibrio sin vulnerar la libertad de expresión. Ese es el eterno dilema.

El autor es periodista y consultor en Comunicación Estratégica con máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política en la Universidad Camilo José Cela de Madrid, España y máster en Marketing Digital y Redes Sociales en la Universidad CEF.

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