EDITORIAL

La situación es muy seria

Con el tsunami de contagios por coronavirus e influenza, el país está a las puertas de una seria calamidad sanitaria.

La situación se va tornando dramática, pues ya los indicadores de la seguridad epidemiológica han pasado de 10 por ciento a 45 porciento, sonando las alarmas de peligro.

Con más pacientes contagiados movilizándose en las calles, en las oficinas públicas o privadas o atiborrando los medios masivos de transporte, abrimos las vías para una expansión acelerada de las infecciones.

Sabemos de familias completas que se encuentran afectadas y aisladas en sus casas, auto medicándose a la carrera para tratar de evitar síntomas mayores, sin medir las consecuencias.

Las hospitalizaciones también han comenzado a subir y hay entre los ciudadanos un estado de conmoción por la sorprendente facilidad con que la influenza o la variante Ómicron han desatado sus furias.

Por eso se llenan los centros de pruebas diagnósticas de personas con algún síntoma sospechoso, muchas de ellas sin usar correctamente las mascarillas protectoras y sin guardar las debidas distancias ante los demás.

Tanto la demanda de pruebas diagnósticas como las de medicamentos y antigripales sintetizan el ambiente de frenesí que ha causado este “tsunami viral”.

Las oficinas públicas están experimentando la realidad de un incremento del ausentismo laboral, los médicos y paramédicos trabajan horas extras para atender pacientes y no hay dudas de que nos acercamos a formas de colapsos de estas vitales actividades.

El gobierno debe actuar de inmediato con una serie escalonada de medidas que garanticen un manejo del rebrote, porque ya sus principales armas, como es la vacunación y la aplicación de pruebas, no detienen por el momento el veloz desarrollo de estos virus.

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