EDITORIAL
Si ellos caen ¿quiénes podrán salvarnos?
Los médicos, enfermeras y ayudantes de la salud son los que siempre han estado en la primera línea de combate del coronavirus.
Si se agotan, se infectan o mueren por esta causa ¿quiénes cuidarían a los pacientes que contraen el Covid?
Ellos, como los demás ciudadanos, son los más expuestos a los riesgos del contagio, a pesar de que disponen de trajes especiales protectores y han acumulado experiencias en el manejo de pacientes con distintas enfermedades.
Sin embargo, en la medida en que su trabajo se vea retado por un nuevo e inusitado aumento de contagios, su capacidad de resistencia y de blindaje irá declinando, y esto sí que es preocupante. Es un deber del Estado rodear de las mejores condiciones de bioseguridad a este personal y aumentarlo en la medida de lo posible ante las inocultables evidencias de que nos encaminamos a otra etapa sanitaria crítica.
Ya tuvimos una en la que la mayoría de las camas de cuidados intensivos estaban llenas, y durante la pandemia se han reportado al menos 35 médicos fallecidos y un sinnúmero de enfermeras del total de 569 trabajadores de la salud afectados por esta causa.
Debemos cuidar a estos primeros soldados del frente de batalla, muchos de ellos trabajando más tiempo de lo razonable, exhaustos y no bien remunerados en medio de estas difíciles y peligrosas circunstancias.
No los podemos perder. Porque sin ellos morirán o quedarán desatendidos los que se contagien del virus por negligentes, por irrespetar las restricciones o por irresponsables frente al deber de proteger sus propias vidas y las de los demás.