Adriano Miguel, una luctuosa coincidencia

La vida y la muerte tuvieron ayer un inesperado punto de encuentro, mar­cando la extensa línea que abrillantó, en la academia, la historiografía y el periodismo, la existencia de Adriano Miguel Tejada.

La extraña coincidencia de que su muerte ocurriese justamente el mismo día de diciembre en el que nació, representa la unidimensionalidad de su vida, consagra­da a la enseñanza, en diferentes esferas.

Tremendo golpe ha sentido el periodismo domi­nicano con la sorprendente noticia de que el afable y solidario compañero de luchas por la libertad de prensa sucumbía ante una repentina complicación de su salud, a pocos días de haber renunciado a la dirección del Diario Libre.

A sus 72 años, se estaba preparando para escri­bir sus vivencias en el periodismo, en la cátedra universitaria y en la investigación histórica, y más que nada para compartir con su familia el tiempo que le restaron sus obligaciones profesionales.

¡Qué lástima que la muerte, inesperada, se inter­pusiera en el camino de sus expectativas y le sus­trajera al país uno de sus ciudadanos más talento­sos y comprometidos con la institucionalidad y el respeto a las leyes!

La Sociedad Dominicana de Diarios y la Socie­dad Interamericana de Prensa han perdido en Adriano Miguel Tejada a uno de sus más entusias­tas directores.

Este mismo vacío es el que también ha dejado entre los historiadores, constitucionalistas, com­pañeros del Diario Libre y La Información, de San­tiago.

Pero la pena más honda la deja en Justina Car­tagena, su hoy viuda; en sus hijos Himilce Amelia, Carmen Tulia, Miguelina y Leonor, sus hermanas y nietos y a sus compueblanos de Moca a quienes extendemos nuestro más sentido pésame.

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