A las puertas de una gran revolución
El año escolar virtual, anunciado ayer por el gobierno, es el preludio de una inevitable transformación del sistema de enseñanza de nuestro país.
Marca la hora de la modernización que nos conducirá, en el futuro, a un modelo de docencia y aprendizaje afincado en tecnologías ya disponibles, como la realidad virtual, los robots y la inteligencia artificial.
Por tratarse de un proyecto experimental, dadas las limitaciones impuestas por la pandemia del coronavirus, su perfeccionamiento se irá logrando con el tiempo.
Tiene, sin embargo, la formidable ventaja de que al proveer a maestros y alumnos de dispositivos como laptops, tabletas, computadoras o teléfonos inteligentes, todos conectados a internet, la labor docente se hará más productiva y eficiente.
Porque la gran masa estudiantil que cubrirá este modelo está ya, de una u otra manera, familiarizada con esos dispositivos. Son nativos digitales, aunque sus maestros no lo sean.
El éxito del nuevo año escolar virtual dependerá mucho de su formato. No puede ser un esquema de tortura, sino de animada y en cierto modo divertida manera de interactuar entre profesores y alumnos.
No será fácil lograrlo en estas primeras etapas. Porque, de hecho, el nuevo esquema rompe drásticamente con el anterior, esencialmente presencial, en el que el maestro monopolizaba el control y la difusión del conocimiento.
Ahora los alumnos saben dónde encontrar respuestas a sus preguntas e información básica sin necesidad de un maestro.
Sin dudas que estamos a las puertas de una gran revolución, de insospechables alcances y beneficios. ¡Enhorabuena!.