Vayamos tras los positivos del Covid-19
Uno de los aciertos que se atribuyen a los países que mejor han manejado las medidas preventivas contra el Covid-19 ha sido el de salir a buscar a los contagiados antes de que estos llegaran desesperados a sus salas hospitalarias.
La aplicación de pruebas gratuitas al mayor número de ciudadanos, sin importar si habían sentido síntomas o no, les permitió identificar y aislar a los positivos de los negativos.
De ese modo, tomaron el control de la población afectada y reforzaron las medidas de protección de los que no habían sido contagiados, logrando así un manejo más efectivo de la pandemia, estrechándole su campo de expansión.
El éxito estuvo en salir tras la búsqueda de los positivos y no esperar a que llegasen a los centros médicos o laboratorios para confirmarlo y someterse a los tratamientos en el aislamiento hospitalario. Los gobiernos asumieron el costo de las pruebas y su aplicación en sentido general.
Una de las dificultades nuestras ha sido, precisamente, la baja disponibilidad de pruebas diarias y el alto costo inicial de ellas, lo que sin dudas fue un factor de rezago y de pérdida de un tiempo precioso para presentar mejores armas en la contención del virus.
Con 2,000 pruebas diarias aquí, tope que ni siquiera hemos alcanzado en dos meses bajo pandemia, hubiésemos logrado una visión más objetiva de si estamos o no ganando la lucha contra el virus y aplicar, en consecuencia, las decisiones políticas más apropiadas.
Los especialistas concuerdan en que para adquirir una visión global del nivel nacional de contagio, se deben hacer de manera masiva pruebas serológicas que permitan determinar qué porcentaje de la población ha desarrollado anticuerpos contra el virus.
De esa forma, se determinaría cuántos ciudadanos han estado en contacto con el virus sin haber presentado síntomas antes de apresurarnos a reabrir las actividades productivas con tantos puntos ciegos en contra.