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¿Quién le pone el cascabel al gato?

Dentro del generalizado clima de irrespeto a las leyes que campea en el país, las normas del tránsito lucen ser las más vulneradas sistemáticamente.

Un compendio de las infracciones más comunes en las calles y carreteras revela que en un año se aplicaron 96,409 multas a conductores de vehículos que violaron distintas normas.

Una infracción muy frecuente y extendida es la falta de luces en los vehículos, sean estos camiones, carros de concho o motocicletas. Luego le siguen, en orden cuantitativo, el uso de gomas lisas y la circulación de vehículos pesados por el carril izquierdo de las autopistas.

La falta de luces, el circular con gomas lisas, con frenos defectuosos o cualquier otra anomalía agravada en la máquina son factores determinantes en el número de accidentes de tránsito que año tras año dejan saldos de centenares de muertos, heridos o incapacitados, mas otros daños.

El manejar vehículos pesados por el carril izquierdo ha sido también causante de muchos trastornos en el tránsito. El hecho de que por esta infracción hayan multado a 11,200 conductores es otra prueba de la testarudez de estos choferes para someterse a las reglas.

Estas estadísticas, de suyo escandalosas, llevan a pensar en que el problema del irrespeto es más grave, si tomamos en cuenta que predomina entre muchos ciudadanos una cultura de violar las leyes medalaganariamente, porque ya no se le teme ni a la autoridad ni a las consecuencias que pueda derivarse de tales violaciones.

No deja de ser esto una penosa realidad. Primero, que exista la actitud de desconocer las normas. Segundo, que el Estado no tenga toda la capacidad disuasiva para revertir esta cultura. Tercero, que por culpa de la desobediencia se pierdan miles de vidas cada año. Y cuarto, que no tengamos ninguna seguridad de que este relajo podría terminar pronto.

Tenemos que padecer, por el momento, sin saber hasta cuándo, estos perniciosos efectos de un sistema que por más reglas y leyes, sigue siendo caótico y aparentemente indomable.

La culpa es de todos. Tanto de los que violan las leyes como de los que nada hacen para que se cumplan sin contemplaciones.

¿Quién le pone el cascabel al gato?

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