Un sistema de alerta para las carreteras

El pandemónium del jueves en la autopista Duarte, con sus dos vías taponadas a lo largo de diez kilómetros, provocado por un accidente, resultó una traumática experiencia para aquellos conductores y pasajeros que soportaron más de ocho horas inmovilizados en esa carretera.

Siendo la principal vía de comunicación entre la capital y el Cibao, su carácter estratégico es más que evidente. Cualquier evento que provoque el bloqueo de uno de sus tramos prácticamente la inutiliza en una amplia longitud, como en efecto sucedió.

Un primer choque múltiple fue la razón principal para que, con el paso de las horas, aquello alcanzara dimensiones de caos, desesperación e incertidumbre entre los centenares de camiones, autobuses, vehículos livianos, que iban o venían a la capital.

No hubo, porque no existe, un sistema o mecanismo de alerta que permita avisar a los conductores cuando se presentan problemas complejos en nuestras carreteras, o hasta en las avenidas principales de la ciudad, regularmente taponadas a cualquier hora del día.

Hay aplicaciones digitales que facilitan a los usuarios información clave sobre vías congestionadas, casos de accidentes o cualquier otra eventualidad que implique la necesidad de no circular por ellas.

Inclusive, esas aplicaciones ofrecen opciones de desvíos o atajos para eludir los puntos críticos de una carretera bloqueada.

De lo que hablamos aquí es de un sistema operado por la autoridad del tránsito y el transporte para alertar a los conductores. Si hubiese existido, tal vez personas de ciudades del Cibao o de la capital no se habían atrevido a meterse en ese tremendo trancón.

Ojalá que esta experiencia nos anime a establecer este sistema de alerta rápida. Así como la autoridad avisa de la cercanía de los ciclones o vaguadas para que el ciudadano tome precauciones, lo mismo debería hacerse en el tránsito.

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