En guardia ante la ciberdelincuencia
La velocidad con la que avanzan las nuevas tecnologías en todos los ámbitos de la vida, de los servicios y de los negocios, no solo es indetenible, sino esencialmente ineludible.
Con la irrupción de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), los procesos de automatización han simplificado los trámites y acortado distancias y tiempos para todo tipo de procesos, desde un diagnóstico médico, una complicada cirugía a distancia, hasta una compra o un pago puntual a través de la red de Internet.
¡Es la casi perfección de lo deseado! Pero quienes dan un uso responsable a esta herramienta virtual que todo lo facilita, no están solos. También la usan los farsantes, impúdicos y criminales de toda laya.
Durante esta semana el Listín Diario se ha estado ocupando de exponer los espacios y las acciones de la criminalidad a través de la red de internet con el propósito de que las personas honestas conozcan cómo operan los delincuentes cibernéticos para que, sin prescindir de esta plataforma de servicios y negocios, se tenga mayor cuidado para no quedar estafado.
Si bien los delincuentes han irrumpido en el ciberespacio con relativo éxito, las autoridades dominicanas se están poniendo al día para contrarrestar su criminal actuación y ganan experiencias para darles un combate exitoso.
Lo que espera al mundo de servicios y negocios en general es una tendencia crecientemente inclinada a la automatización en red, por lo que compete al Estado dominicano adoptar todas las providencias para capacitar más personal y adquirir toda la tecnología que permita garantizar que cualquier desafío a la ley será descubierto y llevado a los tribunales.
Por igual, corresponde a los usuarios adoptar precauciones puntuales para usar sus tarjetas de crédito o hacer autorizaciones de pago solo en negocios reconocidos y desde puntos digitales confiables, para no caer víctima de robo o manipulación de datos.
Aceptemos que el mundo es cada vez más automatizado en todos los sentidos, pero mantengamos la prudencia de calcular bien cada click que damos para no lamentar los estragos que acompañan la civilización.