Los intocables
Una regla de tránsito, de aplicación universal, es aquella que ordena a los vehículos pesados circular por el carril derecho de las orillas de las carreteras, pero aquí esa es una ley muerta porque los conductores no la respetan y porque la autoridad no hace nada tampoco para hacerla valer.
A diario se puede comprobar cómo patanas, camiones y volteos, además de tanqueros y autobuses, ocupan el carril que no les corresponde en situación normal, que es el carril izquierdo, obligando a que los rebases de los vehículos que vienen detrás se hagan por el carril derecho, que es el que le corresponde a los vehículos pesados.
Esta es una de las causas de riesgos de accidentes de carretera, porque son frecuentes los casos de vehículos pesados, como los volteos, que circulan de noche con poca o ninguna luz, sin lonas para tapar las cargas de arena o de otro material susceptible de diseminarse en la vía, o a velocidades bajas, entorpeciendo la marcha fluida de los vehículos livianos que deben circular por el carril izquierdo.
No puede alegarse que los choferes desconocen esta regla. Ellos se la saben bien, pero no la respetan porque aquí ninguna autoridad es capaz de detenerlos y multarlos por la infracción. Algo los hace sentirse seguros de que un limbo de indulgencia e impunidad los cubre y que, por tanto, son inmunes a cualquier penalidad legal.
Y, en verdad, tienen todo el derecho a sentirse en impunidad, porque esas bendiciones les llegaron desde los gobiernos, con licencia amplia para hacer lo que les venga en ganas, un privilegio del que no gozan millones de ciudadanos dominicanos que todavía no alcanzan la suprema categoría de “dueños del país”...hasta el día en que decidan entrar a esta legión de violadores impenitentes de la ley.