¡Paremos esos abusos!
A través de una serie de varios reportajes, el Listín Diario ha puesto en evidencia el doloroso drama de menores de uno y otro sexo en situación de alta vulnerabilidad frente a bandas de trafi cantes de personas que los reclutan bajo engaño para prostituirlos o usarlos en otros humillantes ofi cios.
Se trata de un crimen muy grave que hace apenas cuatro años el país comenzó a combatir con muy escasos recursos técnicos, fi nancieros y humanos.
Es inaceptable que delincuentes nacionales y extranjeros sigan burlándose de la sociedad y pervirtiendo y enajenando a una parte signifi cativa de la juventud a la que arruina su vida, lesiona a su familia y desafía a una sociedad que quisiera vivir en paz y sosiego.
Aparte de la cancha libre que han tenido estos extranjeros y dominicanos para embaucar y explotar a nuestros adolescentes, resulta penoso que de los casos descubiertos -177 traducidos a la justicia- solo 33 personas han sido sancionadas por los tribunales.
Esta situación obliga a las autoridades, y a la sociedad misma, a plantearse un serio programa de acción para robustecer las medidas de prevención y ampliar al personal que combate la trata y tráfi co de personas, hasta ahora mínimo ante la sobrecogedora amenaza y la dimensión de estos abusos.
Es preciso, de igual modo, dar ejemplos de sanción aleccionadora a quienes se atreven a desafiar a la familia, la sociedad y a la autoridad con acciones pervertidoras de juventud y explotadora de sus derechos.
El Listín ha hecho su parte al poner en evidencia este serio problema social, pero corresponde ahora a la autoridad y al resto de la sociedad, que esta realidad no quede como una simple constancia, sino que haya una reacción de respuesta y advertencia a quienes no respetan derechos y desafían la ley, de que sus barbaridades tendrán sanciones contundentes.
Nuestro compromiso debe ser el de mantenernos vigilantes, nunca cerrar los ojos ante las urgencias de un periodismo comprometido con los ciudadanos, defendiendo sus derechos y exponiendo sus amenazas.
Terrible sería que, en un contexto como este, la autoridad moral y la justicia se hagan los indiferentes y sean selectivos para defender la vida a conveniencia.
Estos crímenes contra menores abusados y explotados por gente inmisericorde no pueden quedarse impunes, mucho menos expiados con penas leves para los bandidos y coyotes que se lucran de tan perverso negocio.