EDITORIAL
Frenesí de sangre
La horrible matanza en Orlando, Florida, es el nuevo e indeseable capítulo del desenfreno criminal que ha estremecido de tiempo en tiempo a la sociedad norteamericana con altos saldos de víctimas inocentes.
Unas 50 personas murieron tiroteados en una discoteca gay, durante un frenesí de locura de un hombre al que su familia ha descrito como homófobo y su ex esposa como inestable emocional y agresor, mientras las autoridades investigan si fue obra de la campaña terrorista del Estado Islámico.
Mientras se manejan estos elementos para establecer la verdadera razón de la matanza, pocos se atreven a descontextualizarlo del dilema que sufre la sociedad norteamericana de decidir si prohíbe o endurece las restricciones para la compra de armas de sus ciudadanos.
Este es un tema que particularmente preocupa al presidente Barack Obama, quien repetidas veces ha apelado al mensaje que favorece un mayor control a fi n de bajar los niveles de criminalidad que están asociados a esta facilidad.
Con cierta frecuencia se producen ataques de individuos traumatizados o guiados por algunas fobias contra universidades, congregaciones religiosas, iglesias, clientes de tiendas o restaurantes, en un maratón deportivo o en desfi les cívicos, que subrayan la profundidad de esta crisis social.
Esa sociedad descubre poco a poco sus vulnerabilidades en materia de seguridad ciudadana y la dimensión del desafío que implican las amenazas de los grupos terroristas internacionales, todo lo cual ha obligado a sus autoridades a extremar las medidas de prevención ante la más mínima señal de peligro.
Hasta dónde la violencia de las armas en poder de los ciudadanos ha sido la responsable de este ciclo de tragedias es una de las interrogantes que se plantean los que investigan el fenómeno, sin descartar por supuesto que en muchos de los casos haya infl uido el objetivo terrorista.
Hasta que se esclarezcan las claves de cada uno de estos episodios sangrientos, lo cierto es que todo acto aleve, calculado y ejecutado contra las vidas o el sosiego ciudadanos, es un acto terrorista, sea cual sea la motivación directa o inducida que lo haya causado.
Esta tragedia ha estremecido al mundo, que no cesa de girar en medio de guerras y desavenencias violentas en el minado sendero hacia la paz.