Hechos gravísimos

De una comunidad que vivía más concentrada en el trabajo y la vida discreta, por la condición de irregularidad o ilegalidad de status de la mayoría de sus miembros,la de los haitianos en la actualidad se ha trocado en una fuente permanente de conflictos. Los ha habido, con frecuencia, entre haitianos y dominicanos que viven en aldeas o barrios, donde se han escenificado enfrentamientos por múltiples causas, y entre aquellos y la autoridad, también por distintos motivos. En algunos vecindarios de ciudades, la muerte de un dominicano por parte de un haitiano, o viceversa, desata de inmediato una confrontación que a menudo termina sangrienta o con el desalojo apresurado de los extranjeros. De un tiempo a esta fecha, ha aumentado la participación de haitianos en delitos de diverso tipo o en actividades que, como el irrespeto a la bandera nacional, disparan las actitudes de venganza o de recelos, muchas veces llegando hasta el linchamiento de personas o el incendio de viviendas y ajuares. Los deplorables sucesos del sábado en el barrio 27 de Febrero, de esta capital, donde la muerte de un vendedor haitiano por parte de un policía devino en un enfrentamiento campal entre sus compatriotas y los agentes del orden público, en los que civiles haitianos blandieron armas de fuego, cuchillos y piedras para impedir que la autoridad forense trasladara el cadáver, superan en gravedad los precedentes. Tanto la muerte aún no cabalmente esclarecida del haitiano como la reacción violenta y levantisca de sus compatriotas frente a una autoridad que legítimamente actuaba para retirar el cadáver, configuran un episodio sumamente preocupante que la sociedad no puede ni soslayar ni minimizar, por las consecuencias que puede acarrear en el futuro. Hay que determinar cuántos, quiénes y con qué permiso utilizaron armas de fuego y armas blancas para resistir a la Policía e investigar hasta qué punto llega el nivel de armamentismo de la colonia haitiana, sobre todo frente a la sospecha de que aquí pudieran estar refugiados las decenas de maleantes que escaparon recientemente de la cárcel haitiana de Croix des Bouquets. La realidad es que es bastante alta e incuantificable la cantidad de haitianos indocumentados y que en el seno de esa comunidad de inmigrantes abundan los delincuentes o desaprensivos que, con sus actos, han contribuido a enrarecer la atmósfera de convivencia pacífica y libre de conflictos entre ellos y los dominicanos. Ojo avizor ante estos hechos.

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