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Acción anticipatoria ante la llegada de El Niño

Rodrigo Castañeda Sepúlveda.

Rodrigo Castañeda Sepúlveda.Fuente externa

Las recientes informaciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) nos alertan sobre la alta probabilidad de que se establezca un episodio de El Niño entre julio y septiembre de 2023. Este fenómeno climático traerá consigo un aumento global de las temperaturas y tendrá efectos significativos en los patrones climáticos y meteorológicos del mundo y desde luego en el corredor seco.

El Corredor Seco Centroamericano (CSC) que incluye las zonas áridas de la República Dominicana, constituye una región altamente vulnerable al cambio climático. Se extiende desde las tierras bajas de la costa del Pacífico hasta la pre-cordillera central de Chiapas (México), Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guanacaste en Costa Rica y el Arco Seco de Panamá.

Las zonas áridas de República Dominicana corresponden mayormente a los territorios próximos a la frontera con Haití.

En República Dominicana, el CSC tiene un impacto significativo. Como parte de esta eco-región, experimentamos periodos de sequía o lluvias intensas, agravados por el fenómeno de El Niño.

Aunque en el país hasta el momento no hemos experimentado los efectos atmosféricos de El Niño, desde principios de año hemos sufrido una reducción considerable de las precipitaciones y altas temperaturas, lo que ha impactado directamente la disponibilidad de agua para consumo humano y usos agrícolas, generando pérdida de cultivos, muerte del ganado e intensificación de los incendios forestales. Estas vulnerabilidades se acentúan en pequeños estados insulares en desarrollo.

Las personas que dependen de la agricultura y los medios de vida rurales son las más afectadas en términos sociales, económicos y ambientales, con graves implicaciones para la seguridad alimentaria y nutricional de las familias. Dada la limitada capacidad de acceso a opciones de gestión de riesgos, la mayoría de los hogares rurales enfrenta los impactos de los eventos climáticos extremos, como sequías severas, inundaciones y huracanes, a través de mecanismos de respuestas extremos, como la reducción de la ingesta de alimentos, la venta de activos, el empleo de mano de obra familiar e incluso la migración.

Es crucial que tomemos medidas anticipatorias y adaptativas frente a la llegada de El Niño. La situación actual nos brinda una oportunidad para buscar soluciones e impulsar políticas públicas que mitiguen los impactos severos de este fenómeno. 

En este sentido, es alentador ver que el Gobierno Dominicano ya está implementando algunas recomendaciones del Informe del Sistema Mundial de Información y Alerta de FAO, como el monitoreo de la variabilidad climática y el fortalecimiento del sistema de alerta temprana para sequías y eventos climáticos, la revisión del procedimiento para gobernanza de cuencas y, algo muy importante, la creación de mesas técnicas agroclimáticas que facilitará en forma anticipada la toma de decisiones.

Asimismo, se destaca el fortalecimiento de capacidades nacionales para el control y la prevención de incendios forestales, acciones que se están llevando a cabo desde el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, con la asistencia técnica de la FAO.

Es necesario avanzar en la implementación de protocolos de acción anticipatoria para sequías, la difusión de alertas tempranas a los productores, la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, la inversión en tecnologías de riego, la distribución de semillas resistentes a la sequía, el manejo sanitario y nutricional del ganado y la prevención de incendios forestales

Además, es importante estudiar cómo posible nuevos patrones de lluvia afectarían el crecimiento de los cultivos, para identificar los casos en los que el estrés hídrico puede afectar significativamente los rendimientos de la producción de alimentos. Así como también podríamos ajustar el calendario agrícola ante un clima cambiante.

A nivel global, se necesita un mayor compromiso y asignación de recursos para financiar e implementar estas medidas. Es crucial que los países, cumplan con los compromisos del Acuerdo Climático de París, incluyendo la financiación para países en desarrollo, con el objetivo de mitigar el cambio climático, fortalecer la resiliencia y mejorar la capacidad de adaptación.

La implementación de estas iniciativas nos permitirá estar un paso adelante y adoptar medidas preventivas y resilientes para proteger el futuro de nuestras comunidades rurales, garantizar la seguridad alimentaria y promover la transformación sostenible de los sistemas agroalimentarios.

Es hora de actuar contra la sequía antes de que ocurra. Basémonos en pronósticos científicos y en el conocimiento ancestral, a través de alianzas entre el Gobierno, la academia, la sociedad civil, los gremios, las empresas y las comunidades. Cada acción que emprendamos cuenta y nos acerca a un futuro más seguro y sostenible.

¡Cada acción cuenta!

---Rodrigo Castañeda Sepúlveda

Representante de la FAO en República Dominicana