COLABORACIÓN DE DELOITTE
Empresas sostenibles: No es moda, es la nueva normalidad
Existen muchas ventajas económicas para las organizaciones que desarrollan y ejecutan una estrategia de sostenibilidad. Cabe aclarar, que una buena estrategia de sostenibilidad está alineada al plan de negocio e idealmente debiera desarrollarse una estrategia que incorpore transversalmente temas sostenibles. Lo recomendable es aplicarlo al plan maestro, más allá de una estrategia exclusiva.
Entre algunos de los principales beneficios económicos para empresas que incorporan la sostenibilidad en su negocio, se incluye la optimización de los recursos e insumos necesarios para la operación de las organizaciones desde el punto de vista ambiental. Algunos ejemplos son: Ahorro energético, ahorro hídrico, gestión de los residuos y disminución de gastos en logística.
Desde el eje social, el sentido de pertenencia que puede verse reflejado entre los colaboradores que trabajan en empresas sostenibles, genera una retención del talento, lo cual se considera una ventaja económica y competitiva. Considerando la gobernanza, las organizaciones sostenibles consideran a sus grupos de interés, entendiendo sus expectativas y necesidades a través de sistemas de relacionamiento, donde las relaciones con clientes y prácticas de anticorrupción-ética se vuelven un requerimiento cada vez más solicitado por grupos de interés previamente identificados.
Algunos temas a considerar en las organizaciones para el 2023
La identificación de riesgos físicos asociados al cambio climático incorporando los riesgos de transición sin dejar a nadie atrás, así como un enfoque hacia Naturaleza Positiva considerando, además, la dependencia, riesgos, impactos y oportunidades en la naturaleza, como ejes prioritarios para mejorar retornos a mediano y largo plazo.
Las empresas deberían enfocarse en aquellos aspectos Ambientales, Sociales y de Gobernanzas (ASG) que puedan generar riesgos potenciales en la operación-continuidad del negocio, afectar la reputación o desencadenar cierre de operaciones. Por lo tanto, se recomienda identificar, gestionar y monitorear los temas ASG alineados al giro de negocio que se consideran prioritarios para la organización.
Cada vez, existe mayor presión por parte de los consumidores por entender el origen y la fuente de los bienes y servicios que consumen, así como, por conocer las fuentes de energía para la producción o impacto social que generan a partir de sus iniciativas en temas ASG. Los consumidores son cada vez más exigentes, por lo que, están prefiriendo empresas más responsables con el medio ambiente y la sociedad en general, incluyendo a sus colaboradores y cadenas de valor.
Según un estudio de Deloitte (2022), a partir de 17,025 mil encuestas realizadas en 15 países de Europa, el 80% de los encuestados compran más productos con empaques reutilizables, el 60% de los encuestados prefiere la compra de alimentos locales y el 43% evita la compra de comida en línea dada la cantidad de empaque utilizado en los alimentos. Por otra parte, el 43% de los consumidores buscan marcas debido a su valor ambiental.
En consecuencia, las empresas que hasta la fecha no son social o ambientalmente responsables (en el entendido de la estrecha relación que existe entre los impactos ambientales y sociales), se están quedando atrás con un movimiento a nivel global que no se considera una moda, sino que, se considera la nueva forma de hacer negocios.
Tenemos aún una brecha importante en términos de protección del capital natural, con un compromiso mundial a partir de la COP-15 de proteger al 2030 el 30% del planeta y recuperar el 30% de los ecosistemas degradados. Por otra parte, tenemos como sociedad oportunidades de aumentar, significativamente, la circularidad de las economías mundiales que actualmente alcanzan un 92,8% de economías lineales, así como, desarrollar sistemas de producción regenerativo (The Circularity Gap Report, 2022). Uno de los retos más importantes del siglo actual es llegar a un equilibrio entre las necesidades humanas y un planeta sano.
Por lo tanto, más allá de que los consumidores se están imponiendo, la sociedad y las economías están en un proceso de transición donde la manera tradicional de generar negocios requiere ser transformada hacia modelos económicos más responsables con los entornos ambientales y sociales, minimizando el consumo de recursos no renovables e innovando hacia negocios que generen huellas ambientales menores y potencien las capacidades de las comunidades aledañas.
La autora es Socia de Cambio Climático y Sostenibilidad
Deloitte Spanish Latin America
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