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¿Cómo ahorrar en tiempos de crisis?

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Patricia Rosanna ReyesSanto Domingo, RD

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) ahorrar es reservar alguna parte del gasto ordinario. También, es guardar dinero como previsión para necesidades futuras.

Por alguna extraña creencia se asume el ahorro como aquel excedente que se ha de guardar; en virtud de la crisis nunca sobra el efectivo; por tanto, la práctica de ahorrar pasa al último eslabón de nuestras prioridades.

Sí, hay crisis económica; es palpable. Se ve a diario en los medios las quejas sociales por el alto costo de la vida; tener techo, comer, movilizarse, estar en salud, educarse, vestirse, divertirse son las necesidades de la población y todas ellas cuestan dinero y por tanto pagamos por esa larga lista, organizada según las prioridades particulares de cada uno.

A pesar de la crisis, es imperativo salir adelante por múltiples razones, siendo la familia el motor que más impulsa a las personas a buscarse “los chelitos”; muchos acuden al pluriempleo como una solución; otros emprenden; inician negocios en casa, etc. Todo, con el firme propósito de pagar sus responsabilidades y deseos.

Sin ánimo de romantizar los problemas económicos, la crisis en realidad provoca que el ser humano se vuelva más creativo y descubra en sí mismo capacidades que ni siquiera sabía que tenía; estas últimas son aseveraciones hechas por Albert Einstein y el doctor Camilo Cruz, autor del libro La culpa es de la Vaca.

Entonces, aún con las condiciones actuales, las personas son capaces de obtener el tan preciado objeto como medio para garantizar una vida digna. Ese preciado medio, llámese el dinero, aquel objeto que nos permite suplir esas necesidades que nos proporcionan tranquilidad y seguridad.

Las personas son capaces de conseguir efectivo para suplir aquella lista de prioridades; gastos vitales, gastos superfluos; pagos de altos intereses en deudas perpetuando así la nefasta cultura de esperar que algo de dinero sobre para ponerlo en la alcancía. Ese día, lamentablemente nunca llegará; ahora bien, y por qué en vez de esperar un sobrante, mejor se agrega a la ya mencionada lista una pequeña parte de lo ya ganado. En fin, nunca sobrará dinero; crisis, siempre habrá. ¿Por qué esta época ha de ser la excepción?

¡Págate a ti mismo! Sí, así como suena. Si eres capaz de pagar, tienes capacidad de ahorrar; viendo el ahorro como un pago a esa persona que generó ese ingreso con tanto esfuerzo: tú.

Entonces, ya es hora de que inicies tu plan de ahorros sin importar la cantidad. Es un error subestimar ese pequeño pago que te harás por tu esfuerzo. Es imposible perder; el tiempo pasará con ahorro o sin él, así que es mejor que pase con unos ahorros.

Págate, ya sea un 10% de lo que ganas y si lo consideras mucho o que te hará un hueco pues inicia un porcentaje escalonado: un 1% el primer mes, 2% el 2do mes, y así sucesivamente; o simplemente págate un monto fijo, el que prefieras.

Es importante que “ese pago” a ti mismo lo hagas en una cuenta cuyo acceso te sea incómodo, como hacer una fila, libreta de ahorros, sin tarjeta de débito, un banco diferente al habitual.

Luego, cuando se haya hecho del ahorro una cultura, tendrás a tu favor ese colchón financiero que te ayudará a enfrentar algún imprevisto o que te abrirá un amplio horizonte de posibilidades ya sea de negocios o inversión.

Citando a George S. Clason, autor del libro El Hombre más Rico de Babilonia: “El dinero abunda para quien conoce los medios de obtenerlo”.

Apreciado lector, el ahorro es tan poderoso que se constituye como la base del sistema financiero de una nación. El poder de ahorrar lo tiene en sus manos aquella persona que es capaz de generar ingresos.

Bastan dos condiciones para lograr ahorrar: la primera es ganar dinero y la segunda es crearse la capacidad de ahorrar. Ya es hora de que te pagues a ti mismo.