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ENTREVISTA

Pastor de Moya: ‘Soy un eterno condenado hacia la iluminación y el canto’

En ocasión de la salida de su nuevo libro “La escritura del ojo”, Ventana reproduce esta entrevista anónima publicada en Listín Diario el 1 de agosto de 2017

"Retrato infiel", de Pastor de Moya.

"Retrato infiel", de Pastor de Moya.Wikipedia

El lápiz y el papel adquieren otro sentido en las manos de Pastor, vegano, autodidacta y artista; educado en sus inicios con el modelo de enseñanza de María Montesori, expandido en la ciudad olímpica de La Vega a través de una de sus alumnas avanzadas.

Pastor es más conocido como narrador y poeta, pero su arte innato llega a las tablas, donde desde joven demostró sus habilidades histriónicas.

Con la sapiencia, el genio también ha creado libros -objetos, arte-objeto, instalaciones, vídeo-arte y esculturas, muchas de utilidad y hechas con materiales reciclados.

El talento que ostenta Pastor ha acaparado muchos titulares incluyendo la primera plana del periódico “Nuevo día” en Puerto Rico, además le ha hecho merecedor de premios y menciones honoríficas en certámenes literarios como el concurso de cuentos de Radio Santa María, de la Sociedad Cultural Caribeña y el Concurso Dominicano de Casa de Teatro.

Entre sus obras podemos mencionar: “El humo de los espejos”, “Alfabeto de la noche”, “Pionía, Cereza y Miope de poesía en Ediciones a Mano”, “Buffet para Caníbales”, “Jardines de la lengua” y “Altares y Profanaciones”, cuyo lanzamiento se hizo el viernes 1 de abril de 2006 en una gallera; él pleno en originalidad actuó con un altoparlante, sobre una bicicleta y brindó gallo con arenque, para los artistas e intelectuales que asistieron.

Pastor de Moya, quien nació el 7 de febrero de 1965, se despierta muy temprano en la mañana y se acuesta muy tarde en la noche y así crea las obras que le permiten ser un embajador del arte dominicano en el mundo.

Todas las tardes toma una metódica siesta y fue precisamente en este momento que lo encontramos en su hogar.

Entre charlas nos habló de su arte y sus proyectos, y también nos permitió saborear el famoso té de la indiferencia, que sólo tiene efecto en su casa y que, según él, “sana la envidia y la gula” (y se ríe).

Actualmente está dando los últimos “toques” a tres exposiciones que llevará a cabo en este año, dos en el extranjero y una en Santo Domingo. Pastor de Moya presentará la Exposición de libros objetos y videos, “Sonámbula, geográfica y onírica”, junto a grandes surrealistas en la Fundación Eugenio Granell de Santiago de Compostela, España, desde julio hasta septiembre.

Además en agosto, su talento será expuesto en Montreal, Canadá, con una conferencia llamada “Poética de la locura: Los trances dilatados de Pastor de Moya”, a cargo del Dr. Fernando Valerio Olguín. También, la Casa de Italia en Santo Domingo, apertura el 14 de agosto “Comiéndome las manos”, una exposición de arte objeto y vídeo.

¿Cómo se inicia su pasión por el arte, específicamente la literatura?

Yo considero la literatura como un arte, yo vine a este mundo con esa enfermedad. Yo creo que el arte es una enfermedad progresiva y mortal, como sucede con el amor y acontece con el alcoholismo. Lo único que no es tan escalofriante como esas enfermedades naturales, porque al tratarse de escribir, es lo único que puede ocultar, sugerir e incluso transformar mundos. Y hacer al individuo un ser superior en cuanto a su conciencia y a su evolución. Esa es la diferencia entre un artista y el que no lo es.

¿Qué es lo que más le llama la atención en general? ¿Qué le motiva?

Las situaciones de bajeza y de la condición humana me preocupan, es todo una fauna, podrás darte cuenta de que en mis obras hay cerdos capaces de comerse sus congéneres, como hacen los políticos, etc. Son cosas bien duras que están ahí, y tu no las ves, no te das cuenta. La función del artista es denunciar y hacerte ver cual es la condición social en la que nos ha tocado vivir. Esa posición sórdida sobre esa condición humana.

¿Pones especial hincapié en la elevación de ese ser superior?

Yo creo profundamente en el poder superior al que yo llamo “el buen Dios”. Siempre que hablo de la creación artística, me refiero a los artistas verdaderos, ya que el arte para mí es una posición de fe.

¿Cómo se definiría a sí mismo?

Yo soy un eterno condenado hacia la iluminación y hacia el canto.

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