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ENTREVISTA

Freddy Jana

“Hacia delante, no importa dónde delante sea.”

Frases como ésta, inmediatamente dan la perspectiva de un ser humano que no se rinde, que vive de luchar contra nuevos retos y que mira el futuro como un viaje que se inicia cada día, no como un destino al que llegaremos de todas maneras. Freddy Arturo Jana Fondeur, el publicista dominicano que emigró a Nueva York en octubre de 2004 y ahora regresa a su país natal, ha hecho su propio nombre a fuerza de trabajo y pasión. Situación que parecería imposible si recordamos que el hijo de Eleonora Fondeur tiene el mismo nombre de su padre, don Freddy Jana, toda una institución en el béisbol nacional. Aunque aún no tiene hijos con Ximena Latorre, su esposa, Jana es padre de múltiples trabajos publicitarios, entre varios que han merecido premios, como la campaña mundial de Chivas Regal: This is the Chiva’s Life. Luego de trabajar en Vidal Partnership y en Saatchi & Saatchi Nueva York, vuelve a su país como director creativo general de Partners Ogilvy. Siempre se aprende de los padres y eso es importante pero, ¿qué le ha enseñado la vida que sus padres no? La vida me enseña a diario, ya que aprender es una disposición personal. Pero todo lo que he aprendido está sobre los hombros de lo que mis padres me enseñaron cuando era pequeño, con sus consejos y sus ejemplos. ¿Dónde nació? Nací en Santiago y crecí jugando pelota en el play de Villa Olga y en el del Colegio De La Salle. ¿Cuándo se mudó a Santo Domingo? Me mudé a Santo Domingo a los 18 años para estudiar publicidad. ¿Estudiar publicidad fue una decisión sopesada o un destino natural? Cuando estaba en bachiller, mi pasión era el béisbol, mi familia está muy ligada al béisbol dominicano, y mi papá fue un gran propulsor del deporte en el país. Así que yo quería ser pelotero, pero fue viviendo como estudiante de intercambio en Wisconsin que descubrí mi inclinación por el arte. ¿Cómo se presenta la oportunidad de trabajar en Nueva York? En el 2004 yo era director creativo de Oveja Negra / TBWA en Santo Domingo, en ese momento me interesaba que mi trabajo le llegara a más personas. Cuando llegó la oportunidad en Nueva York de un puesto de dirección creativa asociada para la cuenta de Heineken, en Vidal Partnership, una de las agencias más importantes del mercado hispano en los Estados Unidos, y yo, que en ese momento tenía 29 años, sentí que la oportunidad de trabajar y vivir en Nueva York era una que no podía desaprovechar. ¿Cuál fue la mayor dificultad de emigrar a los Estados Unidos? Dejar todo lo que había construido en República Dominicana y volver a empezar de cero. ¿Qué extrañó más de República Dominicana? Mi familia. En Nueva York todo es distinto en el mundo de la publicidad. ¿Sigue siendo la misma “oveja negra publicista” que migró hace unos años? Mi esencia es la misma, pero ahora con más experiencia. ¿Es Saatchi and Saatchi su techo profesional? Como todo, Saatchi es solo un paso. Mi esposa y yo tenemos una frase por la cual nos regimos. Hacia delante, no importa dónde delante sea. Nuestro objetivo es crecer aprender y ser mejores cada día. Su vida ha sido moverse de un lado a otro tanto en lo geográfico como en lo laboral. Después de tantas mudanzas, ¿qué queda del ser humano Freddy Jana? Pues mira qué buena pregunta. Porque va mucho con la primera. Creo que las dos influencias más grandes que he tenido en mi vida son mis padres y los lugares donde he vivido. Cada lugar me ha cambiado mucho. ¿Alguna vez se planteó volver a República Dominicana? Hacia delante, no importa dónde delante sea. ¿Qué otra cosa le apasiona además de la publicidad? El arte, el diseño, la arquitectura, el arte culinario, la moda, el cine, la música, los videos musicales, el expresso, la cerveza, el vino, la historia, los grandes seres humanos, las conversaciones filosóficas, discutir sobre todas esas cosas que hablé anteriormente y caminar por las calles de ciudades con historia. En unas ediciones de la revista de Casa de Teatro aparecen unos poemas publicados bajo su firma. ¿El publicista se tragó al poeta, o la poesía era una estrategia publicitaria? Primero, nunca me he considerado poeta. La poesía la uso como un ejercicio para descubrirme, conocer mis sentimientos y descargar cosas que llevo dentro. Hace mucho que no la uso, pero en su momento me ayudó mucho.

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