De reojo
El presidente de la Cámara de Diputados es un joven conversador, alegre y de buen trato. Pero ayer lanzó una andanada de epítetos contra grupos de la sociedad civil que pretenden imponer desde fuera del Congreso su propio proyecto de reforma constitucional. Dice Julio César Valentín que esos grupos primero aparentan marginarse ante la opinión pública para después convertirse en unos “impertinentes” con posiciones excesivamente críticas que no tienen soluciones. A uno de esos grupos lo acusó de ser poco transparente y lo instó a que ponga en claro de dónde saca los recursos para realizar sus actividades. Sólo faltó que le dijera entrometido. Lo tildó de radical y de paso lo mandó a postularse a cargos electivos para que vea si es verdad que el gas pela.