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Ola delictiva versus organismos castrenses

Ola delictiva versus organismos castrenses Enormemente llama la atencion pública el aumento de la delincuencia u ola de criminalidad existente en la patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, nuestra amada tierra dominicana. En los actuales momentos podemos traducir y decir a viva voz que no existe seguridad ciudadana en nuestro país. Nos entristece tener que reconocerlo...decirlo públicamente, pero es la realidad. Y lo más penoso o alarmante de esta situación es que en su gran mayoría los involucrados en estos actos delictivos (atracos, secuestros, narcotráfico...etc) son miembros de nuestras Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, que dicho sea de paso, han sido creados como organismos e instituciones de seguridad nacional. Son los encargados de velar, salvaguardar, garantizar la paz, el orden y la estabilidad ciudadana. Ante esta situacion, la sociedad dominicana está en alerta ‘roja’, siendo sacudida por una gran y profunda crisis de valores morales y éticos, en donde cada quien aprovecha su estatus o posición para sacar y buscar ventajas, provechos personales. Es lo que traduciría como tráfico de influencias en su máxima expresión, desgraciadamente en un marco u aspecto negativo. Además, la población nuestra ha ido perdiendo no solo el respeto, sino también la credibilidad a nuestros cuadros dirigenciales, instituciones del orden y mandos militares. Existe un temor generalizado en nuestro país, en donde hasta el ciudadano común teme salir a la calles y hasta en su propio hogar no se siente seguro, temiendo por su integridad física. Cabe destacar que esto incide y repercute de manera negativa en la imagen del país, tanto nacional como internacional. Afecta y lacera nuestra economía básicamente en el sector turismo. Urge una profilaxis, una depuración y saneamiento completo de arriba abajo en todos los organismos castrenses. Se necesita ‘limpiar’ por completo esta estructura/plataforma de manera que permita el restablecimiento de la credibilidad y, por consiguiente, nos devuelva la confianza a la población. Esta delicada, por no decir difícil situación, amerita más atención de parte de las autoridades correspondientes. Trazar, delinear propuestas y plan de trabajo nacional que se encamine a la búsqueda de soluciones claras, precisas y contundentes para contrarrestar y disminuir esta problemática que nos afecta a todos por igual. Ojalá estos escándalos que involucran a hombres del uniforme (claro no estamos generalizando....hay excepciones) no se constituyan en una ‘pandemia’ nacional. De ser así, que Dios nos agarre confesados!!! Carmen metz

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