Calentamiento

Era domingo y se celebraba el Carnaval. Fiesta de disfraces, desfile de diablos cojuelos y muchos mascaruces armados con vejigas de cuero con las que dan los sonoros vejigazos que atestan al más bonito. Además, muchos cuernos adornados, espejos, espejitos, campanas y campanitas, música, cornetas y látigazos que hacen correr hasta a los cojos y que los turistas fotografían, exponiéndose a salir abollado, como un artista que se expone ante un gran precipicio por atrapar un paisaje excepcional. Sonidos de fuetazos en el aire que hacen correr bailando a grandes y chiquitos, máscaras, cornetas y un reguero de tambores dondequiera, disfraces y zancos por todas partes. Cuando veo que no faltan robalagallinas en todo el malecón, me siento como en casa.
Desde niño me ha parecido espectacular el hecho de que nuestra independencia nacional y el carnaval se celebren en la misma fecha. Eso habla mucho y muy bien de nuestra cultura, de lo ecléctico que somos. Siempre me ha parecido que todo eso es una muestra muy viva de todo lo que converge en ser dominicano.
El hecho de que yo haya vivido toda mi infancia en el barrio de Costa Brava, frente al malecón, es algo que potencia mucho en mí la alegría y necesidad de participar del carnaval. Es una forma maravillosa de sentir orgullo por lo que es ser de Quisqueya.
De pronto me veo a mí mismo corriendo por el malecón, gritándole a Maurice Sánchez o a Jaime Guerra:
-Ahí vienen los tiznaos, corre pa que no te abracen!
Toda nuestra cultura se reúne en una fiesta frente al mar. Siempre hay muchas banderas por todas partes en nuestro carnaval, y ya el presidente nos rindió cuentas. Ahora arrancó la fiesta, esos tígueres que vienen ahí cantando Ti-tí, manatí, ti-tí manatí como si fuera el himno nacional logran algo que sólo al verlo alegra mucho. Esa mezcla de las distintas culturas que nos conforman es lo que mueve nuestra esencia. Lo africano, lo español y lo taíno en una sola cultura.
Ya cansados de caminar, vocear y corretear por el malecón, de tirar fotos, nos sentamos todos los amigos, y comenté:
-Estuvo muy bien, pero yo creo que antes venía más gente.
A lo que me respondió Jaime Guerra:
-Pero este fue sólo el carnaval de la capital, es como un calentamiento. El país entero celebra el carnaval el 23 de Marzo. Prepárate gallo viejo.