Santo Domingo no para

Taladros en la mañana reclaman mi atención. Esto tiene que parar! Un roedor tan gigante -pensé- debe alimentarse mejor, y recordé la máxima que dice: No sólo de blocks vive el roedor!
Entonces comenzaron a martillar. Y duro que martillan!
Parece que en el edificio que vivo es un honor ser un ratón y mejor ni hablar de construcción en las escaleras, porque de una vez vuelve el taladro y los martillos y en el ascensor, los vecinos comentan: -Santo Domingo si crece.
Parece que vi demasiadas veces The wall de Alan Parker de Pink Floyd porque ese martillo si afina y ese solo de martillo del vecino suena más que toditos los martillos de la escena de las banderas de la película.
Al menos no voy a dar mi dirección, todoelmundo sabe que vivo en Naco.
Si muy profundo me pongo a analizar mi situación,
en mi otra vida al menos maté a alguien que no merecía la muerte, sólo un castigo fuerte, pero no la muerte, porque qué Karma tan grande voy pagando yo.
Y otra vez arranca el taladro y otra vez arranca el martillo y yo me monto corriendo en el ascensor y desde que se monta otra persona digo: -Santo Domingo no para de crecer.