Plinio Chahín Rodríguez: entre la teoría literaria y la poesía
Plinio Chahín Rodríguez es un referente de la crítica literaria. Un valioso poeta y académico que capta exactamente el desarrollo estructural y la interpretación de cualquier texto de contenido filosófico, poético y estilístico.
Su análisis llega a los dispositivos conceptuales y engloba la complejidad antropológica a partir de un modelo muy convincente.
Algunos de sus trabajos han recibido la crítica y el rechazo de una parte de autores cuyas obras han sido sometidas al escrutinio de Chaín Rodríguez, al rigor de la prosodia, los giros y ritmos de su repertorio lingüístico, la ecuación de sujeto/objeto, las premisas de sus tensiones de lo formal y psicológico, el conjunto de emociones y especulaciones que el escritor se empeña en poner en contexto con tal de provocar o seducir al lector.
Sin embargo, el análisis teórico de Plinio Chahín Rodríguez se basa en el método de la técnica y los enfoques del lenguaje como punto de partida para penetrar en la naturaleza del texto, tomando en cuenta el desarrollo de la belleza estética y argumental, sin hacer concepciones para no contaminar su visión con relación a los conceptos y enunciados que acusa todo texto a partir de su desmitificación.
Lo temerario y retador son dos elementos que forman parte en los estudios críticos de Chahín Rodríguez, además de una obsesiva objetualidad, en la que marca límites y aciertos poniendo en primer plano la trama, la novedad, el discurso y la capacidad investigadora de parte del autor. Lo cierto es que él se basa en el tratamiento de la materia y en la emancipación de sus símbolos como verdad objetiva.
La crítica que materializa se enfoca en el análisis de la disciplina teórica de manera desapasionada, poniendo de manifiesto su empeño intelectual en las periferias del pensar a través de criterios y parámetros que engloban la originalidad temática-estructural mediante un lenguaje de estancias y claves de claridad historiográfica.
Durante décadas ha escrito y publicado numerosos estudios críticos sobre obras de escritores, filósofos, artistas plásticos y académicos que redefinen su capacidad enmarcada en convicciones esteticistas, históricas e ideológicas.
Un elemento importante para tomar en consideración es la cantidad de historia mental y lingüística que ha plasmado a lo largo de su fructífera carrera intelectual, y el interés particular puesto también en su poesía, género que cultiva con pasión y recrea con significativo y singular método que confirman sus valores estéticos con precisión y que anima la simbología-textual que plasma con gran dominio de la escritura. La sobriedad de sus juicios forma parte de su ingeniería mental y de su creación como poeta y lector incansable que establecen una sociología que se abre a nuevas interpretaciones y que exaltan el desarrollo general de la obra que estudia con interés particular.
Por consiguiente, Plinio Chahín Rodríguez, articula sus estudios mediante un método interdisciplinario y acota de manera lúcida las estructuras con un abanico de ideas que permiten al texto que estudia un panorama hemerográfico y, mediante un lenguaje agudo, detallado y un extenso registro que pone de manifiesto las experiencias léxicas del escritor en cuestión, descifra la naturaleza de los fenómenos que dan sustento a las obras que estudia mediante una infatigable reflexión.
En realidad, Chaín Rodríguez no deja fuera del análisis meticuloso las fábulas, los planos, el discurso, los temas, las imágenes tridimensionales que definen la calidad de su estilo. Es por esa razón que es muy polifacético y riguroso al explicar la naturaleza de cualquier texto, lo que pone de manifiesto su inteligencia y metodología. Hay que tomar en cuenta también su pasión por la filosofía, lo que le permite plasmar los rasgos de los grandes filósofos tradicionales y contemporáneos.
Su crítica literaria se enfoca en estudiar la estética para resaltar las normas de la estructura simbólica y cultural, y ofrecer un análisis del lenguaje. Es evidente que el sujeto, en su carácter semántico, y la agrupación de signos especulativos según el conocimiento del autor, crean un mundo ideal de palabras. Estos elementos adquieren una interpretación interesante a partir de los contenidos, las formas y los valores universales y humanos.
Voz y conciencia son dos elementos esenciales para cualquier crítico ético e intelectual al analizar una obra literaria. La voz se refiere a la creatividad del autor, mientras que la conciencia aporta al crítico una capacidad de juicio interno. Además, establece el carácter social relacionado con los actos del autor, al estudiar los esquemas de los tiempos y las sociedades.
El lenguaje es el nervio central de la escritura y de los símbolos. A esta especificidad se pudieran agregar otros elementos fonéticos, rítmicos y de dicción, pero, al margen de los conceptos conceptuales y culturales, el crítico Chahín Rodríguez aborda los esquemas aristotélicos, es decir, el cultivo de la contemplación en su contenido concreto, en su significación histórica, social y humana.
Así, pues, la necesidad antropológica, lingüística y humana que establece el escritor y lo que sirve de materia de estudio al crítico literario, determina una potencial expresión que, efectivamente, crea un modelo especial de diagnóstico para un mejor conocimiento de los elementos que la hacen interesante o superior en sus registros escriturales y en sus aspectos historiográficos. Esta mediación hace posible que el lector encuentre en la obra y en la crítica que se le aplica la nomenclatura de cierta forma verbal y, en algunos casos, la escritura automática.
El poeta, escritor, crítico literario y académico se enfoca, al analizar un texto, en los conflictos sociales y humanos, así como en los enfoques filosóficos que el autor presenta. Esta perspectiva se observa en el tratamiento de las cosmogonías. En este campo, Chahín Rodríguez se centra en las teorías de la literatura universal, poniendo especial énfasis en la estructura, el tiempo y el contenido de la obra, estudiándola con rigor y racionalismo.