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Muralla y cielo azul

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Nuestra muralla es azul como el cielo y hay un punto en la distancia en que la azul muralla como el azul cielo se funden y eso nos define, define lo que somos, desde nuestra forma de vestir y hablar siempre levantando mucho la voz, hasta en general nuestro amor por la música, la tendencia a practicar determinados deportes y la forma de viajar en yolas, así como nuestro concepto de higiene personal.

Obvio que soy Liceysta, pero además de valerme de la sonora repetición de la palabra azul para crear una especie de ritmo que atrape al lector, eso me sirve para establecer un punto, al margen de mi preferencia en cuanto a baseball nacional se refiere. La cualidad o condición de habitantes de esta isla nos hace particulares, lo que es tan real como un punto geográfico al que se llega comparando costumbres y juntando datos de sus habitantes.

Es como decir en términos más vulgares, los que nacen de ese lado, usan por lo general faldas o pantalones bien apretados, calizos mameyes o muy brillantes siempre sueltos y los arrastran al caminar, igualito que cuando hablan, arrastran la R con fuerza, si no me creen, pongan a uno de ellos a decir refresco rojo y ahí mismo le sale en la frente el escudo nacional. Siempre he pensado que una de las cosas que nos deben pedir fuera, en el extranjero, cuando quieren comprobar que somos dominicanos es, diga refresco rojo, pero eso ya tal vez esté visto como una forma de hacer bulling, así que mejor suelten eso, que después hasta me acusan de vende patria.

Claro, todo esto en un sentido menos trivial y arbitrario tiene sentido, no es puro relajo, a lo que quiero llegar es que una cosa que nos caracteriza en todo lo que hacemos, en todo lo que pensamos, como en todo lo que somos, querámoslo o no, es que esta isla, Quisqueya la bella, sea el punto de nuestro origen.

Y no se trata ahora de enarbolar banderas ni de nacionalismo barato, a lo que me refiero es que tanto como a cualquier ser humano de este mundo, a nosotros nos define nuestro origen y siendo más específico, el hecho de que nuestro origen sea una isla, explica aún mejor eso que somos.

Todo esto va por su puesto compartido por nuestros hermanos haitianos, pues esta isla nos junta con ellos, caso único en el mundo en que dos Estados comparten una isla, lo que en lugar de levantar más fronteras entre dos culturas vecinas, debiera hacernos sentir más cercanos y llevarnos a aprender unos de otros y a respetarnos más, aún siendo universalmente difícil las fronteras entre países vecinos, debiéramos aprender tanto de lo que somos como de nuestros vecinos, como del innegable hecho de las bondades y desventajas de esta geografía caribeña que compartimos entre muros y cielos azules.

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