«Así juegan los villanos», de Víctor Andrés de Oleo
Aunque ha ganado menciones de honor en concursos de poesía y de cuento, e incluso publicado un par de libros en ambos géneros, Víctor Andrés de Oleo (La Romana, 1991) es un autor emergente que ahora hace su entrada a la colección del Banco Central de la República Dominicana con Así juegan los villanos. Se trata de un volumen de textos escritos por alguien de indudable talento literario, que conoce bien las técnicas de la ficción y hace un despliegue de dominio del género y otras formas breves, logradas a base de imaginación y acertado empleo de los recursos narrativos.
En los trece relatos que integran el volumen, los personajes por lo general están bien perfilados, las tramas se estructuran de manera lógica, y la intensidad se mantiene en casi todas las historias, no solo porque se evitan las digresiones, sino por la dosificación del misterio y los finales sorpresivos que atraen al lector. Hay una variedad de temas; entre otros, el homenaje a Borges y la alusión a «El nombre de la rosa» de Umberto Eco, el martirio de las hermanas Mirabal y el heroísmo de María Trinidad Sánchez, la pandemia del coronavirus, un encuentro con pinceladas poéticas en «Noches en la ventana», un estupendo manejo del efecto sorpresa al final en «Mensaje póstumo», el conato de ciencia-ficción en que los personajes son cucarachas que intentan librarse de las iniquidades humanas, el submundo de los cárteles de drogas y el de los videojuegos, con final sorpresivo en «Así juegan los villanos», texto que da título al libro.
Víctor Andrés de Óleo, joven narrador del presente, revela, en «Así juegan los villanos», su acendrada vocación para las formas sucintas, narrativas o poéticas, y nos encadena a sus historias mediante una prosa plena de giros y sorpresas, llevándonos por los vericuetos de su imaginación y su mundo creativo.