Homero Luis Lajara Solá, investigador de nuestra historia
Las obras de Homero Luis Lajara Solá tienen un carácter distintivo. Por eso también concitan el interés de especialistas y del público en general por su acervo rico en interpretaciones. Sus aportes significativos son el resultado del espíritu reflexivo proyectado en un tiempo de atenuada expresión, según la visión cultural y el paradigma moral del autor.
Glosa sus escritos como emblemas, eslabones y fines inexorables para establecer una alianza con la realidad histórica, política, militar y cultural de hoy. Estos escritos aluden a una escala de valores con sus luces y sombras, buscando crear un pacto social que supere las lacras que acosan al mundo. La apuesta de Homero Luis Lajara Solá adereza propósitos proyectados en las virtudes que deben reproducir esquemas fidedignos, alineados con un destino que sea la sombrilla de la dignidad.
Su lenguaje escritural es una máquina del tiempo que traduce las perplejidades que amenazan con derrumbar los muros que sostienen la democracia. Por esta razón, traduce con testimonios reveladores las fórmulas de la cultura política y la “bestezuela” de las redes sociales que incitan al morbo y lo ridículo. Pese a esta sátira, Lajara Solá se esmera en establecer una alquimia cuyo propósito es recomponer los desaciertos de estos tiempos incongruentes, aportando ideas y esculpiendo sus escritos con una concupiscencia fascinante.
En muchos aspectos, y en el sentido estricto de la escritura, sus obras definen un estilo refinado y dilatado apoyadas en ejes transversales de la historia dominicana, cuyos rasgos procuran corregir las transgresiones incorrectas que aparecen en muchos de nuestros textos históricos y políticos. En efecto, Homero Luis Lajara Solá hace importantes aportes en ese orden en su libro Puntos ciegos de la historia política dominicana y otros escritos (2020).
De hecho, decidió colgar el sable y renunciar por voluntad propia como viceministro del Ministerio de Defensa de la República Dominicana. A partir de este capítulo, tomó la pluma y decidió escribir ensayos en el periódico Listín Diario, los cuales, con el tiempo, se han convertido en obligadas consultas para los investigadores y la opinión pública. Los motivos y fines de estos se corresponden con la cultura universal asimilada de dos referentes emblemáticos como lo fueron sus padres: el almirante Homero Lajara Burgos y la principal actriz de teatro, doña Monina Solá de Lajara.
Doña Monina Solá era hija del también dramaturgo José Narciso Solá Rodríguez, inmigrante puertorriqueño, quien llegó al país en plena Intervención Norteamericana (1916) y, al instalarse en San Pedro de Macorís, decidió escribir varias obras teatrales. Allí se desempeñó como músico, dramaturgo, cronista de arte y bibliotecario. Escribió varias obras teatrales y conformó un grupo que se presentó en la ciudad de Santo Domingo y en otras localidades.
La renuncia de su alto cargo militar lo impulsó hacia la escritura. En sus textos, se esfuerza por enderezar entuertos y desconsuelos, manifestando su inconformidad con los horrores de la anarquía en estos tiempos agitados. Su inquietud por mantener el orden y la tranquilidad lo lleva a promover reformas útiles y prosperidad para los nuevos valores que se forman en las academias militares. Conciliando deberes y destinos, busca construir una república más segura y digna de mejor suerte.
Es conveniente destacar la forma en que tonifica su escritura, que permite al lector una auténtica atmósfera cónsona con las inquietudes comunes de las presentes generaciones. En ese tenor es un escritor incansable como lo demuestra su particular estilo y sus puntuales observaciones, aciertos, claramente definidos en sus libros: Del sable a la pluma (2017), Misión naval a España. Almirante Lajara Burgos. Vicisitudes y Consejo de Guerra, 1954, teniendo como coautor al mayor general (r) Ramiro Matos González (2009), La armada del milenio. Bitácora de una misión (2011), Puntos ciegos de la historia política dominicana y otros escritos (2020), Monina Solá, leyenda del teatro dominicano (2023) y Desafíos de la institucionalidad dominicana (2024).
En este contexto, Homero Luis Lajara Solá escribe sin adornos y subterfugios y por ello sus ensayos y artículos tienen la estampa de contenidos claros y directos. Por su parte, cada referencia bibliográfica contiene el sello de lo verídico pues su metodología se basa en el hecho concreto y específico. Quienes hayan leído algunos de sus textos descubrirán los valores estéticos que acontecen y refieren un lenguaje no solo expresivo sino el análisis bien estructurado. Esto permite al lector ponerse en contacto con la historia dominicana y los distintos acontecimientos sociales, políticos y tecnológicos que acontecen en la actualidad.
En los escritos de Homero Luis Lajara Solá se establece la realidad que vamos viviendo y subraya sus puntos de vista, con gran asidero, porque el autor no se sale de la ruta que traza al determinar el contexto de sus enjundiosos ensayos que dan vida a lo intransferible de la palabra.
Al llegar aquí, se hace necesario referir lo que el consagrado periodista Miguel Franjul, expresa con relación al libro Desafíos de la institucionalidad dominicana: “Si bien los fundamentos del Estado democrático han quedado plasmados en nuestra Constitución y, en alguna medida, acreditados en el ejercicio de los poderes públicos, queda aún un amplio trecho para convertirlos en doctrina de vida y de cultura en nuestro país”.
Concluye:
“Sin esos cimientos, el edificio del sistema democrático podría estar erigiéndose sobre una plataforma maleable, quebradiza y sumergible”.
Esta preocupación, en esencia, es la que subyace en el fondo de estos ensayos que el vicealmirante Homero Luis Lajara Solá ha escrito a lo largo de diez años, para evitar que una ruptura con la historia y con el pasado reciente debilite el objetivo de proteger la institucionalidad, vale decir, el conjunto de pilares morales, jurídicos y éticos que trazan el perfil de una nación organizada.
Mucho hay que decir de los textos de Homero Luis Lajara Solá. Su vasto conocimiento global se refleja en su escritura, permitiendo al lector deleitarse con un estilo amistoso y particular. Lajara Solá deslinda los campos del discurso prejuiciado y ruin de algunos escritores, destacando las enseñanzas que exaltan los valores del espíritu y contribuyen a la construcción de un legado de continuidad.