Vladimir Tukmakov y la Escuela Soviética de Ajedrez

.

.

A raíz de la merecida designación del Gran Maestro Vladimir Tukmakov (Ucrania, 78 años), como el Entrenador del siglo por la FIDE, en las redes sociales se ha comentado la noticia positivamente. ¡Felicidades!

Es un reconocimiento a su excepcional trayectoria formando a generaciones de jugadores de élite y guiando a la selección de Ucrania hacia logros históricos como la medalla de oro en la Olimpíada de Ajedrez de Calviá 2004, entre otros formidables éxitos durante su dilatada carrera como entrenador.

Formado dentro de los principios de la Escuela Soviética de ajedrez, Tukmakov fue un jugador muy destacado con una magnífica trayectoria durante años. Además, es autor de numerosos libros de gran valor ajedrecístico.

La Escuela Soviética ha contado con sobresalientes entrenadores en diferentes momentos, entre ellos los maestros Vladímir Zak, Alexander Tolush, Igor Bondarevsky, Semion Furman, Alexander Nikitin, Mijail Botvinnik, Mijail Shereshevsky, Yuri Razuvayev y Mark Dvoretski, entre otros que han legado sus valiosos aportes sobre el entrenamiento.

Por mencionar algunos ejemplos, tenemos que el altísimo nivel de ajedrez del excampeón mundial Anatoly Karpov se debió en gran medida a las enseñanzas que le brindó Furman. Asimismo, Gary Kasparov contó con la asistencia de Nikitin y Botvinnik, éste último desde su famosa escuela donde se formaron varios jugadores de renombre internacional. Anteriormente, los excampeones mundiales Mijail Tal y Boris Spassky fueron captados y formados por entrenadores muy reconocidos.

Los federativos soviéticos poseían una amplia Cultura Ajedrecística y aplicaban con gran rigor el concepto de la excelencia del entrenamiento de los equipos nacionales y tenían un criterio diáfano de la necesidad de que los jóvenes talentos fueran preparados por expertos entrenadores. Eso contribuyó en gran medida a los triunfos por más de 40 años del ajedrez soviético en la arena internacional.

Un entrenador de cualquier deporte debe poseer una suficiente base técnica, experiencia como deportista y capacitado para transmitir sus conocimientos con metodología, pedagogía y fundamento, para que el discípulo pueda asimilar las enseñanzas y alcanzar resultados relevantes.

En el caso del Juego Ciencia es importante poseer una apreciable Cultura Ajedrecística que le permita enriquecer con diferentes elementos la clase, es decir, tener dominio técnico e integral sobre el tema que se está enseñando y así facilitar la mejor comprensión de este. Se cumple el principio de que usted no puede enseñar lo que no sabe; no puede enseñar correctamente sobre la ventaja de la pareja de alfiles si desconoce los aportes de William Steinitz al respecto.

Los directivos soviéticos entendían que enseñar ajedrez no era un pasatiempo comercial ni un asunto de poner a un entrenador por cuestiones de preferencia y amiguismo; sabían por experiencia propia, que entrenar no era una tarea fácil y que tener disposición es importante, pero eso no asegura el éxito sin el respaldo de una dilatada base ajedrecística, pericias apropiadas para transmitirle a los jóvenes y autoridad para imponer disciplina.

Personalmente comprobé la norma soviética en dos eventos donde participé. La primera vez en el Campeonato Mundial juvenil de 1971 de Atenas, Grecia. El representante soviético, Rafael Vaganian, que pocos meses antes había completado el título de Gran Maestro, fue acompañado por el GM Efim Geller, un jugador de la élite que al año siguiente fue el entrenador principal de Boris Spassky en el match por el Campeonato mundial con Robert Bobby Fischer.

Asimismo, en el torneo Capablanca in Memoriam de 1973 celebrado en la ciudad de Cienfuegos, Cuba, asistieron tres jugadores soviéticos, uno de ellos, relativamente joven y que comenzaba a destacarse: Gennady Kuzmín. Quien lo acompañaba como jugador y consejero era el excampeón mundial Vasily Smislov. Resultado: Kuzmín terminó en tercer lugar y conquistó con relativa facilidad la norma de Gran Maestro.

Asimismo, en el verano del año 1972 durante una gira de entrenamiento por la Unión Soviética, como miembro de un grupo de jóvenes ajedrecistas cubanos, recuerdo que los federativos soviéticos nos hicieron el alto honor de facilitar que los Grandes Maestros Mijail Botvinnik y Lev Polugaesvky ofrecieran una conferencia sobre José Raúl Capablanca y otra sobre la preparación del ajedrecista. Ambas muy instructivas y enriquecedoras para nuestros limitados conocimientos de entonces. Al poco tiempo, de ese grupo surgieron Grandes Maestros y Maestros Internacionales.

Resulta evidente la visión de los estimados federativos soviéticos. ¿Cómo visitar Moscú, la meca del ajedrez mundial, sin ofrecerles charlas de entrenamiento a nuestros camaradas cubanos?

Obviando el patrón soviético, en muchos países prevalece el criterio de que cualquier jugador puede ser entrenador. Los federativos con escasa Cultura Ajedrecística están limitados en apreciar que los conocimientos y la experiencia son imprescindibles para que un entrenador sea exitoso y por esa razón realizan designaciones que ponen en riesgo la actuación de un jugador o un elenco en las competencias internacionales. Ejemplos sobran.

Tags relacionados