Augusto Roa Bastos: el misterio de su escritura
Las invenciones narrativas de Augusto Roa Bastos, en su frontera analítica, nos ofrecen un conjunto de casualidades y azares. Su prosa, cultivadora de un estilo único e inconfundible, exhibe un amplio humanismo en atención a sus mayores desvelos ante toda clase de injusticias. Sus cuentos y novelas, en su lenguaje de asociación de ideas, envuelven y descifran los códigos secretos y cánones que el autor utilizaba como trasfondo de tenacidad. Por lo tanto, la complejidad de su escritura acusa la intriga y explica los pormenores de esta.
La fantasía de sus novelas y una prosa cargada de su concepción social, donde pone de manifiesto las injusticias de los hombres y mujeres paraguayos y, sobre todo, la supremacía del poder político con ribetes dictatoriales, encumbraron su personalidad de manera impresionante, al extremo de ser considerado uno de los novelistas más importantes de las letras hispanoamericanas.
En los cuentos de Roa Bastos, la magia es como un sentimiento muy fuerte que cambia todo dentro de una persona. Este sentimiento especial le da un poder para transformar el mundo que lo rodea, para luchar contra las injusticias y las reglas que no tienen sentido.
La magia en sus historias es como una herramienta que ayuda a los personajes a encontrar la libertad y a cambiar las cosas que están mal. Aunque parece imposible vencer a los poderosos, la magia les da la fuerza y las ideas para lograrlo.
El lenguaje, como fenómeno autónomo, ocupa en la obra de Roa Bastos un universo prosístico que lleva al crítico literario a la autorreflexión de la epistemología que, en términos de estructuras lingüísticas y del ritmo, crea una identidad en consonancia con los aspectos particulares de los personajes que en sus hipótesis teóricas postulan una cadena de signos operativos para identificar el drama, la circunstancia, la historia, la época y la individualización de cada uno de ellos.
Recordemos que Roa Bastos fue filósofo y, por tanto, su discurso narrativo está avalado por unidades perceptivas. Esto quiere decir en buen castellano que hay una representación icónica que resulta particularmente mítica y esclarecedora de los postulados que pone en contexto, en aras de que cada personaje asuma su rol narrativo del modo que le plazca. Esto, sin embargo, sin variar el tiempo y el espacio, ejes fundamentales de toda estructura narrativa.
Augusto José Antonio Roa Bastos nació en Asunción, (Paraguay) el 13 de junio de 1917 y murió en su ciudad natal el 26 de abril de 2005. Novelista, escritor, periodista, cuentista, ensayista y guionista. Entre sus obras publicadas citamos: Yo el supremo, (1974); Hijo de hombre (1960); El trueno entre hojas (1953); Contravida (1994); Madame Sui (1995); Vigilia del almirante (1992) y El fiscal (1993). Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Asunción en 1939. En su juventud se sintió atraído por las ideas marxistas, y se inscribió en el Partido Comunista de Paraguay, por lo que fue perseguido por la dictadura, obligándolo a exiliarse en Argentina en 1947. En el año 1989 recibió el Premio Cervantes y la Orden Nacional del Mérito de Paraguay.
En la entrevista que le hiciera el periodista y escritor argentino Blas Matamoro, en una de las preguntas le hizo la siguiente observación: “Me resulta curioso ver cómo tu literatura, que no frecuenta episodios sexuales (podríamos calificarla en este sentido de muy púdica) es en cambio indirecta y constantemente erótica por esta función de caricia, atractivo y penetración que tiene la palabra en ella”.
A lo que Augusto Roa Bastos, respondió:
“La escritura es lo corporal del escritor en tanto tal escritor. Yo no puedo escribir sin convertir la escritura en una entidad sexual. Necesito un cuerpo, hembra o macho, sobre el cual escribir signos y del cual extraer las secreciones del amor corporal: sudor, saliva, sangre, semen. Una de las pequeñas y tremendas epopeyas de la novela es un juego de tres gotas de estas materias que desarrollan una carrera en el cosmos. La narración es apacible, mimética, transparente, pero estos elementos la dramatizan de modo lateral. El resultado es que la primera presa termina yendo al Paraguay sabiendo que allí está el lugar de su muerte y ya conocemos el valor erótico de esta”.
En cierto modo, la escritura de Augusto Roa Bastos es balsámica por su fanatismo estético y las preciosas imágenes que añade a su rigor vanguardista. Por la eficacia que añade al lenguaje que hace perdurable su catálogo de diálogos provocando una resonancia que genera una participación de sus personajes. De manera que los signos gestuales de estos adoptan un informalismo matérico. Esto quiere decir, desde el punto de vista narrativo, un informalismo estético y, por lo tanto, sus firmes trazos escriturales son el resultado de un aplomo de contenido y una carga indominable ideológica e intelectual.
Sus novelas y cuentos se caracterizan por el imperio del lenguaje y la fidelidad de su narrativa fluida, siendo la parte más esencial la arquitectura subversiva de la composición política manifestada mediante unos planos situacionales que denotan sus refinados e interesantes matices de su escritura que incide en su modelación expresiva. Esto puede afirmarse si leemos con detenimiento Yo el supremo, novela que lo convirtió en inmortal por la concepción que atenúa con resonante tonalidad.
La narrativa de Roa Bastos define un perfil certero por la extrema validez de su escritura, la trama que hace accesible conocer la intrahistoria de períodos controversiales como aquellos que se vivieron en Paraguay en el decurso de las dictaduras militares. Más allá de esta controversia historicista, el crítico literario asume el aspecto social y político como un sentimiento que envuelve el miedo, la incertidumbre y la huida para no estar al alcance de “el fiscal”, personaje que, con su acción terrorífica dramatiza el destino y el azar de aquellos que no hacen causa con los que detentan el poder.
Roa Bastos mezcla diferentes épocas y lugares en sus historias, como si el tiempo y el espacio no siguieran las reglas normales. Esto le permite explorar ideas más profundas sobre la historia y la condición humana.
Los personajes de Roa Bastos son personas que creen en un mundo mejor y luchan por sus ideales, aunque esto signifique enfrentarse a grandes dificultades.
En su obra menciona las injusticias y opresiones que sufren las personas bajo regímenes dictatoriales. Los personajes están muy unidos entre sí, como si estuvieran conectados por un cordón umbilical. Esta unión los fortalece en su lucha. Habla de las personas poderosas que quieren controlar todo y a todos, sin respetar los derechos de los demás.
En la trama de sus novelas está presente la lucha por la libertad y la justicia. Esto es constante y no se puede detener.
En resumen, Roa Bastos, a través de sus historias, nos muestra cómo la lucha por la libertad es una parte fundamental de la condición humana. Sus personajes, unidos por un mismo ideal, se enfrentan a las fuerzas opresoras y nos inspiran a seguir luchando por un mundo más justo.