CRÍTICA
Alberto Baeza Flores y sus aportes a la literatura dominicana
“Las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero. Las palabras están de más cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden”.
Mantuve una larga y cálida amistad con el reconocido escritor, poeta, diplomático, periodista e investigador chileno Alberto Baeza Flores. Con el correr de los años, siempre que yo visitaba Madrid, Alberto aprovechaba la ocasión para presentarme a escritores y poetas de gran valía, como es el caso de Félix Grande, director de la revista Cuadernos Hispanoamericanos, José Hierro y Rafael Morales, corrector de estilo de la editorial Espasa Calpe.
Antes de conocerlo, Alberto Baeza había estado en el país en calidad de agregado cultural de la embajada de Chile, entre 1943 y 1945. Aquí, hizo fecundas amistades con Freddy Gatón Arce, Mariano Lebrón Saviñón, Antonio Fernández Spencer, Manuel del Cabral, Manuel Rueda, Víctor Villegas y Manuel Mora Serrano, entre otros. Su contribución a la literatura dominicana con la revista la Poesía Sorprendida fue determinante para que se conocieran los poetas y escritores más importantes del país en Latinoamérica.
Baeza Flores fue también un destacado promotor de la ideología socialista y por esa razón fue ponderado en Cuba, donde anteriormente había estado desde 1939 a 1970. Allí escribió su fundamental obra ensayística que le mereció el Premio Nacional en el Concurso del Mejor Libro Biográfico Inédito sobre José Martí, convocado por la Comisión Nacional Organizadora de los Actos y Ediciones del Centenario y del Monumento de José Martí, promovido por la Unesco. Obra que fue reimpresa en la colección Orfeo, dirigida entonces por un servidor, en calidad de director general de la Biblioteca Nacional-Pedro Henríquez Ureña.
En su presentación, a la citada obra, escribí en aquel entonces:
“Alberto Baeza Flores es uno de los escritores chilenos más vitales del siglo XX. Solamente le atrae lo vivo, lo hermoso y lo que enseña al hombre a convivir. Es uno de los hombres más gentiles de nuestra América. ¡Qué regalo tan generoso ha ofrecido Chile desde este lado del mar a la lengua española con la presencia activa de Alberto Baeza Flores! La historia de buena parte del espíritu americano en el siglo XX ya no se podrá escribir sin sus libros.
Baeza Flores es el chileno en pos de todo lo generoso y noble. Por eso no podía faltar, como producto de su pluma, una biografía de José Martí, el Apóstol de la libertad cubana, el prosista más límpido y noble del siglo XIX en nuestra América, y el poeta que inicia con su poesía la renovación poética llamada modernista, y que había de encarnar finalmente en Rubén Darío, el maestro nicaragüense.
Esta biografía de José Martí nació del compromiso de un hombre de nuestra época –y nuestro amigo– que sabe que sin ejemplos humanos –sin vida ejemplar– nada permanente funda el hombre en este valle de lágrimas, incomprensiones y polvo que es la existencia. No cabe duda de que sin su generosidad no hay vida humana, y Martí, el guerrero, el libertador, el Apóstol y el escritor de mil vías de enseñanza, era, fundamentalmente, hombre generoso. Él le enseñó a nuestra América el camino de la generosidad que funda lo que siempre permanece, sin que pueda ser destruido por la catástrofe, la maledicencia o la envidia.
Alberto Baeza Flores ayudó eficazmente en el cuarto decenio del vivir de nuestra patria al cultivo del jardín dichoso de la poesía. Su paso fecundo por nuestra patria habría de estimular a poetas que alcanzaron el terreno de lo internacional y que son considerados ejemplares en el vasto campo de la lírica de nuestro idioma. Baeza Flores estará ligado siempre en el siglo XX a las raíces dominicanas.
Por eso, repetimos, entre sus libros no podía faltar una biografía de José Martí, llena de argumentos nuevos desconocidos y de documentación no empleada antes y plena de sentimientos generosos con los que vino a complementar las otras biografías que del héroe de la libertad y del gran escritor ya habían escrito aquellos sabios que no olvidan que todo texto importante, en la historia o en la literatura, surge de una dimensión grande o sobrehumana ínsita en una vida plena y verdadera”.
Alberto Baeza Flores nació en Santiago de Chile el 11 de enero de 1914 y murió en Miami el 6 de enero de 1998. En su país perteneció a la generación del 38. Junto a Nicanor Parra y Gonzalo Rojas formaron el triángulo de mayor cobertura poética de Chile. Entre sus obras cabe destacar: Experiencia de sueño y destino (1937), Ánimo para siempre (1938), Dolorido sentir (1942), La poesía dominicana en el siglo XX, (cuatro tomos), Poetas dominicanos de 1965, Por los caminos de América y José Martí.