Soy periodista, ¿cómo me destaco?
Cuando Dayanara Reyes, de Encuentros Interactivos, me propuso escribir sobre este tema tuve emociones encontradas, porque a mí y seguramente a la mayoría de periodistas nos han educado con la premisa de que debemos estar siempre detrás de cámara. Y con esto me refiero a que nuestro trabajo es el que debe hablar por nosotros mismos.
Pero el mundo ha cambiado radicalmente. Los medios de comunicación, también. Y los periodistas no nos podemos quedar detrás de cámara, especialmente porque en la actualidad nuestra profesión ha adquirido un gran valor para muchas empresas que han entendido que crear contenidos para las redes sociales va mucho más allá que un simple arte con un texto bonito o hacer un informe con datos fríos… hoy se busca conectar con las audiencias. Y qué mejor profesional para hacerlo que un periodista.
Ante esta realidad, los periodistas debemos trabajar nuestra marca personal y crear un relato en torno a nosotros para destacarnos. ¿Cómo se logra esto? Repasemos algunos puntos:
1. Tu firma, tu responsabilidad.
“Lo único que tiene un periodista en un medio de comunicación es su firma”. Es el mejor consejo que me dieron iniciando mi profesión hace 15 años y que no he dudado en compartir en innumerables ocasiones. ¿Qué significa? Que somos los responsables de cuidar nuestro propio nombre. ¿Cómo? Siendo coherentes con nuestros valores, ética e integridad. Manteniendo nuestra esencia como personas y como profesionales. Buscando siempre la excelencia, no la perfección, en todo lo que hagamos.
2. Capacítate constantemente.
Los periodistas solemos ser personas bien informadas y esto se debe a que somos muy curiosos. Esa curiosidad nunca debe morir, por tanto, debemos ser devoradores de libros, detectives de capacitaciones y formación permanente, para enriquecer nuestro intelecto. El aprendizaje contribuye a tener un pensamiento crítico, acervo cultural y a tener habilidades técnicas actualizadas como lo demandan las empresas.
3. Especialízate.
Los periodistas sabemos de todo un poco, pero es importante escoger un área que nos apasione (salud, economía, política, cultura, derecho, psicología, etc.) para explotar nuestro potencial y disfrutar cada historia que trabajemos. Los demás lo notarán al instante, porque siempre trataremos de dar más del 100 % en todo lo que hagamos.
4. Busca mentoría.
No debemos tener miedo de preguntar a otros para crecer como personas y como profesionales. Acércate a colegas que entiendas que no solo tienen experiencia, sino también una voz y que no dudan en usarla para buenos propósitos. No olvides las palabras de Ryszard Kapuscinski: “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos”.
5. Haz networking.
Los periodistas necesitamos tener una red de contactos para consultar y esto solo se logra a través del networking: ir a eventos, charlas, conferencias… participar activamente en actividades en las que puedas conocer a colegas y profesionales de otras áreas. Mientras más se expanda tu libreta de contactos, más posibilidades de que cosas buenas lleguen a ti.
6. Comparte tu conocimiento.
No pierdas la oportunidad de compartir tu conocimiento con los demás. Aunque mucha gente se cierra ante esto por temor a ser desplazada, es un error en el que no debemos caer. Las posiciones van y vienen, pero los demás te recordarán porque les ayudaste a crecer, porque compartiste con ellos las palabras que necesitaban, no las que querían escuchar. Esto también se llama liderazgo y puedes ejercerlo tanto de manera online como offline.
7. Habla de tu trabajo.
Quién mejor que tú para hablar de lo que haces. Eres tu propio embajador. Siéntete cómodo con eso. No es falta de humildad compartir con otros qué haces, cómo lo haces, qué aprendiste en el trayecto, a quiénes conociste… Reconocer públicamente nuestras fortalezas no nos hace mejores que otros, simplemente nos ayuda a derribar los muros del síndrome del impostor, que bastante daño nos hace.
8. Crea un buen relato en torno a ti.
Para la construcción de un relato que necesita posicionarse en todos los escenarios acerca de nosotros, es necesario saber cuáles son los marcos referenciales y los valores que compartimos con nuestro público objetivo.
Cuando hablamos de marcos referenciales nos referimos al contexto, a esos antecedentes que existen y que pueden enriquecer nuestro discurso. Y al hablar de valores compartidos, nos referimos a qué tenemos en común con nuestro público.
Tomando esto en cuenta, el relato se construye con el deseo del público, conociendo cuál es su contexto social, sus esperanzas y su punto de dolor, es decir, aquellos problemas o situaciones que tienen y que podemos ayudarles a resolver.
Este relato debe ser verosímil, es decir, los mensajes que compartamos deben ser creíbles. Para eso debe haber coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Nuestras acciones deben ser consecuentes con nuestro discurso.
El tono que usemos debe transmitir nuestras intenciones. En el caso de los políticos, por ejemplo, el tono debería transmitir autoridad, esperanza y alegría.
La comunicación funciona si hay acciones, decisiones y proyectos, pero sobre todas las cosas funciona si hay una conversación, un diálogo con nuestras audiencias. Si eso existe, lograremos que se amplifique nuestro mensaje. Y cuando tengamos todos estos elementos, debemos tener siempre presente que los mejores relatos son simples.