Grandes clásicos del cine
La muerte de un burócrata
Una de las películas de la década de los años sesenta, que todavía perdura como una de las mejores sátiras de la idiosincrasia latinoamericana es “La muerte de un burócrata” (1966), dirigida por el cubano Tomás Gutiérrez Alea quien marcó a una generación de jóvenes por lo original de sus temas.
Todo comienza cuando el nombrado Francisco Pérez, alias Tío Paco, un trabajador dedicado a la fabricación de bustos de José Martí, muere dentro de la misma máquina que él había inventado. Sus compañeros deciden honrarlo con un servicio fúnebre ejemplar y lo entierran con el carnet laboral con su número de cédula y que también es el símbolo de su condición obrera. Cuando la viuda acude junto con su sobrino a reclamar su pensión -a la que tiene derecho- el funcionario de turno le pide el famoso carnet para tramitar la solicitud, es ahí que le informan al funcionario que el carnet fue enterrado con el muerto por lo que comienza la verdadera odisea del sobrino y la viuda.
Comienza un vaivén de aquí para allá con el “peloteo” acostumbrado en Cuba. Algunos empleados pertenecientes a esa burocracia les informan que falta un sello. Otros que tienen que buscar una orden de exhumar el cadáver. Más luego, desentierran al muerto, obtienen el carné y luego tienen que volver a enterrarlo no sin antes tener un altercado con el funcionario del cementerio. En fin, una situación desesperante que lleva al sobrino a la locura. El guion, bien estructurado, causa risa de principio a fin.
La obra denuncia que el burócrata y la burocracia funcionan como lo mismo, y ambas pueden llevar a la muerte a quien se deja involucrar en ella. El director Gutiérrez Alea se las ingenió para criticar un modelo de administración fallida a tan solo cinco años de haberse instaurado en Cuba el sistema socialista. El filme tuvo sus críticas desde el oficialismo, aunque mantuvo su nivel de independencia conceptual.
En la película se manifiesta cierta simbología a través de los sueños del sobrino y nos representa además, una serie de animales como: un buho, buitres y perros aullando como forma de representar la muerte haciendo constar de que todo este significado va en favor de la clase trabajadora y no de un modelo burocrático arcaico y perverso. Esta comedia con mucho humor negro, está muy bien actuada por el actor Salvador Wood quien hace el papel del sobrino que es quien lleva el peso de la trama.
Tomás Gutiérrez Alea se convertiría en un individuo con ideas muy propias, mostrando a través de sus trabajos fílmicos críticas a situaciones o elementos que pudieran ser parte de un tipo de sociedad común en nuestros pueblos. Mantuvo ese delicado equilibrio entre esa crítica social y la política de su país. Lo vimos en su otro filme memorable, “Memorias del Subdesarrollo” (1968) que muestra las contradicciones de un burgués dentro de una sociedad. También se refiere una de sus cintas más populares “Fresa y Chocolate” (1993), ubicada entre las cinco finalistas nominadas a los Premios Oscar de ese año.mEse filme tiene como tema la amistad entre dos hombres que buscan superar la incomprensión y la intolerancia.
“La Muerte de un Burócrata” no tiene desperdicio para poder disfrutarla a plenitud. Es una película muy bien hecha con tintes de comedia; pero con aires kafkianos del proceso mutante de la historia.
Curiosidades:
1) La obra rememora momentos importantes de la historia del cine. La maquinaria de la fábrica de bustos de Martí donde muere por accidente El Tío Paco recuerda “Tiempos Modernos” de Charles Chaplin.
2) La pelea a las puertas del cementerio comienza pacíficamente como una de las tantas peleas del gordo y el flaco (Laurel & Hardy ), donde sin querer destruyen la propiedad ajena, y alcanza el momento más violento cuando en el mismo cementerio se lanzan contra todos, las coronas del muerto vuelan como si fueran bizcochos de las comedias del cine mudo.
3) También se lanzan bizcochos verdaderos, uno de las cuales va a parar en la cabeza de un policía que pasaba por allí haciendo alusión a las películas de la Keystone Studios de Mark Sennett.
4) Los sueños del protagonista, en sus momentos de agobio, por no lograr enterrar a su tío, tienen tintes surrealistas, con escenas adaptadas de “Un perro andaluz” de Luis Buñuel.
5) El director, en los títulos de créditos iniciales, redactados a modo de oficio burocrático, dedica un recuerdo en uno de los considerandos a éstos y otros directores de cine, como Ingmar Bergman; Akira Kurosawa; Buster Keaton; Orson Wells; Jean Vigo, entre otros.
6) Premio especial del jurado del Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary.
Ficha Técnica:
Calificación: 4/5 (Muy Buena)
Nombre Original: La Muerte de un Burócrata
Año: 1966
Director: Tomás Gutiérrez Alea
Duración: 95 minutos
Tomás Gutiérrez Alea: Director y guionista de cine nacido en La Habana, Cuba, ejerció gran influencia en su generación. Estuvo al frente de más de 20 largometrajes.