Ventana

El Mate de Torres Fuertes

jugador de Ajedrez de apellidos Torres Fuertes que los parroquianos pensaban y él mismo soñaba, que en un gran tablero, él era una pieza importante porque a veces salía en la prensa local y en las redes sociales, enseñando jugar al Alcalde.

Había una vez -como comienzan los cuentos- que en una ciudad bonita de gente muy noble y sencilla, vivía un jugador de Ajedrez de apellidos Torres Fuertes que los parroquianos pensaban y él mismo soñaba, que en un gran tablero, él era una pieza importante porque a veces salía en la prensa local y en las redes sociales, enseñando jugar al Alcalde.

Pero resulta que Torres Fuertes, a quien llamaban Alfilete, no comprendía que en el infinito mundo del Juego Ciencia, él era un simple peón doblado en h3 que apenas servía para defender al Rey del ataque rival y sin esperanzas de avanzar ni a la cuarta línea.

Un día en la lejana ciudad se conoció la noticia de que una importante Academia de Ciencias extranjera iba a instaurar el Premio Peonete de Ajedrez y todos pensaron que Torres Fuertes se lo merecía ya que era el mejor jugador de la región y que aunque no poseía un título de Instructor, no había más candidatos para optar por el galardón; además, era amigo del Alcalde, a quien, algunos paisanos tildaban de tránsfuga y corrupto, pero tenía excelentes relaciones con las autoridades del gobierno.

Al gran Alfilete no se le conocía una partida oficial en torneos, pero cada vez que jugaba con amigos, él planteaba el Jaque Mate del Pastor y llegó a tener tanta habilidad para aplicar ese Mate, que también lo utilizaba cuando jugaba con piezas negras! Algo novedoso en la Teoría del Ajedrez. A tal efecto, realizó profundos análisis e impartió charlas por los poblados aledaños donde era reconocido como el inventor del Jaque Mate Pastor con las piezas negras.

Cuando los Comisionados de la famosa Academia conocieron de la existencia del “ajedrista” Alfilete, organizaron una visita a la ya famosa ciudad, para recopilar información de los raros trabajos sobre el Jaque Mate Pastor con negras y conocer en el terreno las cualidades del inventor.

Uno de los requisitos para poder concursar por el Premio Peonete era jugar una partida con el delegado principal de los Comisionados extranjeros, quien no era un gran conocedor del Juego Ciencia, por lo que en el pueblo se daba por segura la victoria de ídolo local.

Gran expectación se produjo en la ciudad, muy bien engalanada por el Alcalde y sus secuaces, la esperada partida del campeón municipal y el rubio funcionario. Hombres, ancianos, mujeres, niños y vagos, se reunieron en el parque central para ver el encuentro. El público estaba alborotado, los aficionados gritando a su favor: ¡arriba Alfilete, ¡tu sí puedes!, mientras los carteristas, protegidos del Alcalde, hacían zafra entre los numerosos espectadores.

Pero qué fatalidad; Torres Fuertes, que estaba deseoso de demostrar su capacidad para hacer el Jaque Mate del Pastor con negras, sufrió una gran decepción porque su rival comenzó la emocionante partida con la jugada 1.d4, impidiéndole de antemano realizar su original sistema de juego.

Al instante de la decepción, Alfilete comenzó a sudar, le dieron escalofríos, dolores de estómago acompañados de efluvios gaseosos estruendosos, tan paralizantes que a petición del público y de las autoridades sanitarias preparadas para la ocasión, tuvo que abandonar la partida perdiendo su oportunidad de ganar el Premio Peonete de Ajedrez.

Pero todo no era fatalidad para Torres Fuertes. A las dos horas, al regresar al parque, aliviado en una ambulancia del 911 tras realizar sus necesidades fisiológicas y bajo los efectos de brebajes antipasmódicos preparados por brujos amigos, los comprensivos Comisionados extranjeros le dieron un galardón de consolación: El Premio Químico-Físico del Ajedrez por convertir el Jaque Mate del Pastor con negras, en gases y sonidos.

Desde ese día todos los pobladores vivieron muy felices -como terminan los cuentos- y el Alcalde nombró a Alfilete como Instructor químico-físico del Juego Ciencia. No obstante el premio obtenido, él continuó como un simple Peón doblado en h3 que apenas servía para defender al Rey del ataque rival y sin posibilidades de coronar en la octava fila, aunque ahora reconocido, como el campeón premiado de una ciudad bonita de gente muy noble y sencilla.

FIN

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