Mailo y su arte de captar momentos
Todo comenzó en el año 2013 cuando su padre le regaló su primera cámara y según me confiesa Ismael de Dios, Mailo para sus amigos, encendió esa pasión por la fotografía que él define como “el arte de captar momentos”.
Su tarea más dura ha sido el convertirse en fotógrafo siendo de un municipio del sur llamado Hatillo que desde su origen tiene la herencia de ser un lugar humilde, donde los mejores talentos para progresar deben marchar a la capital.
Mailo aprieta el obturador de su memoria y regresa a sus primeros pasos haciendo fotografías al aire libre, con clientes que muchas veces le pagaban con un gracias y la alegría de su amistad. De ahí se fue dando cuenta de que su papá no le había entregado solo una cámara sino también un sueño. Su talento natural lo fue perfeccionando a través de talleres, cursos presenciales, online y muchas fotos.
En el año 2020, sus trabajos al aire libre pausaron a causa de la pandemia y, convertido en apoyo tangible para su familia, con su progenitor fallecido, abrió su emprendedor Estudio 360 que es también un proyecto familiar en el medio de Hatillo. En las redes sociales con el nombre del estudio, afloran momentos de alegría y amor. Una fotografía para Mailo no es solo captar un momento, más bien, es un recuerdo que la persona que confía en él desea guardar por siempre en su corazón.
Para Hatillo es un orgullo ser la sede donde se hace vida el sueño que un padre entregó a su hijo. Mailo ha convertido en imágenes únicas los momentos de las familias que visitan su lente. Las imágenes son penetrantes como rayos X en la mente de sus artífices cuando son tomadas por el ingenio de un artista como él. Una vez me preguntó si creía que él había cumplido con las expectativas de su pade, miré una de las fotos realizadas en su Estudio 360 y ambos reímos, al igual que su progenitor donde sea que lo esté mirando.