Ventana

Los Guandules en mi domingo de Ramos

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Como Jesús al entrar a Jerusalén el Domingo de Ramos, llegué al barrio Los Guandules junto a miembros de Servir D, proyecto de formación de voluntarios de inspiración ignaciana . Un lugar donde la pobreza hace sentir extranjero a todo el que no conoce los códigos de su gente rasgada por una cultura que los etiqueta condenados al fracaso.

Hay una imagen que no se aparta de mi mente cada vez que recuerdo el recorrido, es un enjambre de cables superpuesto en la cima de un poste. De alguna forma esa estructura hace el símbolo de una cruz. Me dicen que de esa "cruz" se conecta todo el barrio para adquirir luz y una forma digna de sobrevivir, cualquier parecido con el cristianismo no es pura coincidencia.

Junto al sacerdote Javier Vidal s.j. y miembros parroquianos del barrio fuimos a varios centros educativos. No suelo mirar como forastero este país que siento mío, pero hay espacios donde el apilonamiento es tan palpable que pisar sus calles se vuelve un traspaso de frontera donde el ir acompañado es un requisito infaltable para caminar seguro. Ahí en los Guandules habita una dominicana dentro de dominicana.

Sin guanos benditos, con mucha alegría, pudimos compartir con mujeres y hombres del barrio, sobre todo, maestros. En el recorrido se hizo presente la lluvia, esa gran bendición que suele aplastar la jornada escolar de muchos niños. El hambre rodeado de violencia ha dejado marcas en rostros de menores que claman por un espíritu mesiánico para su salvación.

En Los Guandules hay mucha gente trabajadora, el río Ozama no limita sus sueños. Hay proyectos rodeados de Fe y Alegría, pero también hay necesidad de voluntarios para lo básico que puede ser enseñar a leer y escribir o comprender un texto.

" El cristianismo -dice el libro La Otra Cara de la Pobreza- es el modo en que el Espíritu Santo conduce a un barrio como Los Guandules a través de la Historia". Este viaje es colectivo, pues quién lo realiza es una comunidad concreta. De igual manera, siempre que una persona es oprimida, toda la Iglesia se ve afectada. Ojalá, proyectos como Servir D se multipliquen en espacios como los Guandules, la resurrección.

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